Ya hay más teléfonos que habitantes en el mundo. /
A diario usamos cada vez más nuestro teléfono móvil. Según las estadísticas un 75% de la población de nuestro país estaría enganchada a este dispositivo, y ya desde el año 2016, hay más teléfonos celulares que personas en el mundo. Con este panorama mucha gente se plantea si puede ser perjudicial para la salud. ¿El uso de la telefonía móvil puede causar enfermedades como el cáncer u otras?
Hace unos años, entre el 2000 y el 2003, saltaron a los medios de comunicación cinco casos de cáncer hematológico infantil en el Colegio García Quintana de Valladolid. Incluso una de las niñas afectadas falleció. Posteriormente, una limpiadora también se vio afectada, e incluso el director del centro padeció leucemia. En un principio, los casos se relacionaron con la presencia de antenas de telefonía móvil en las proximidades del colegio. El asunto alcanzó ámbitos judiciales y se realizaron múltiples estudios por diferentes instituciones para descubrir la causa. Pero no se consiguió encontrar una relación de causalidad entre dichas antenas y los casos de cáncer. Por ello, en el año 2004 la Audiencia cerró de manera definitiva la vía penal, algo que no dejó satisfecho al colectivo de afectados.
Los teléfonos móviles se comunican entre sí a través de una red de antenas, distribuidas por la geografía, mediante ondas de radiofrecuencia también conocidas como ondas de radio, de baja potencia. Estas ondas también son emitidas por la wifi, o aparatos de lo más diverso como el microondas. Estas emisiones son ‘radiaciones’, y esto nos puede hacer pensar en algo perjudicial, pero no es necesariamente así.
Hay dos tipos de radiación: la llamada ‘ionizante’ como los rayos x, o la luz ultravioleta del sol, que tiene capacidad para alterar los átomos y por consiguiente los tejidos de nuestro cuerpo produciendo enfermedades. Y el otro tipo es la radiación no ionizante, que es la que emiten los dispositivos domésticos, como los teléfonos móviles, y que no tienen capacidad de alterar los tejidos y que únicamente lo que transmiten es calor.
Esto es la teoría, pero en la práctica las instituciones y las organizaciones de consumidores no se han fiado y se han realizado decenas de estudios. Quizá el que ha tenido más repercusión sea el conocido como Interphone, coordinado por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC). El estudio se diseñó para determinar si existían vínculos entre los teléfonos móviles y el cáncer de cabeza, cerebro y cuello, en personas adultas. Los resultados no demostraron relación entre el uso de los teléfonos móviles y el cáncer. No obstante, en este estudio se ha visto una ligera tendencia a tener más gliomas (un tipo de tumor cerebral) en personas que usan el móvil durante mucho tiempo acumulado, sin que los hallazgos hayan sido del todo concluyentes.
El grupo de trabajo de la OMS ha clasificado como "posiblemente carcinogénicos para los humanos" categoría ‘2B’, el uso de los teléfonos móviles, en la misma categoría que el café o el diesel. No hay que alarmarse ya que es una categoría de riesgo bajo. Por encima de esta, y con mayor riesgo, se sitúa el consumo de carne roja clasificado como ‘2A’ o el tabaco clasificado como ‘grupo 1’.
No obstante si prefiere no fiarse de los estudios y tomar medidas de precaución, debe saber que la radiación que es capaz de transmitir un teléfono móvil disminuye mucho con la distancia. De tal manera, que cuando escribimos un mensaje o consultamos internet la cantidad de radiación que pasa a nuestros tejidos es mínima. Usar los dispositivos manos libres, disminuir la duración de las llamadas y hacerlo en zonas de buena cobertura, también puede reducir esta exposición.