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Cuando se trata de alimentos, solemos huir de aquellos que tienen un tono negruzco porque nuestra mente tiende a asociarlos con algo negativo. Pero que un alimento presente este aspecto no quiere decir que esté en mal estado. Es el caso de la zanahoria negra, que debe su color (a veces negro verdoso, otras morado oscuro) a un pigmento natural llamado antocianina, presente en aquellos que denominamos 'alimentos morados': frutas y verduras como los arándanos, la col lombarda o la berenjena.
Y es precisamente la antocianina lo que convierte a la zanahoria negra en una hortaliza con grandes cualidades. Se ha demostrado que este antioxidante es capaz de protegernos de la degeneración celular. También se ha relacionado su influencia con la reducción del riesgo de padecer diabetes o enfermedades cardiacas, con la mejora de la vista, y se le ha atribuido la capacidad de ser antiinflamatorio.
Su contenido en antocianina no es lo único que tiene de interesante la zanahoria negra. Esta hortaliza, de sabor muy similar al de su hermana naranja pero con un ligero toque picante, también posee nutrientes que merece la pena tener en cuenta.
- Destaca su contenido en vitamina A y carotenos, por eso se asocia su consumo a una buena salud de los ojos y la piel, cualidades que aportan estos nutrientes.
- La zanahoria negra también contiene minerales como el potasio, el sodio, el magnesio o el yodo.
- Es una hortaliza muy poco calórica, ya que el 90% de su composición es agua, por lo que es ideal para dietas en las que se busca perder peso.
- Es rica en fibra: tiene casi dos gramos por unidad.
Introducir la zanahoria negra en nuestra dieta no es complicado, ya que se usa exactamente igual que la naranja: como guarnición, en cremas, cruda o cocida, en repostería... Lo que puede ser más difícil es dar con ella, ya que no suele estar disponible en los supermercados. Es más bien propia de fruterías específicas o tiendas ecológicas. Pero vien-do sus beneficios, merece la pena ir en su búsqueda.