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A pesar de toda la información que tenemos disponible a golpe de click en Google, la mayoría seguimos confundiendo la artritis con la artrosis, y al revés. El hecho de que ambas patologías afecten a las articulaciones y que las dos duelan y limiten los movimientos aumenta la confusión. Pero, en realidad, haríamos bien en aprender a diferenciarlas, ya que ambas son patologías muy comunes. Según el Estudio de Impacto Global de Enfermedades, siete millones de españoles sufren artrosis y de acuerdo con el Estudio EPISER (Estudio de Prevalencia de las Enfermedades en la población adulta) un millón padece artritis.
La principal diferencia entre ambas es que cada una daña un tejido distinto de la articulación. En la artrosis se produce un proceso degenerativo del cartílago de los huesos que, con la edad, se va desgastando. Por su parte, la artritis es una enfermedad en la que se inflama la membrana sinovial (el tejido que reviste y protege las articulaciones). La naturaleza de la artritis es muy compleja, porque implica tanto a una reacción inflamatoria como al sistema de defensas del organismo que ataca, aún no se sabe por qué, a esa membrana sinovial provocando la inflamación y el dolor.
Mientras que la artrosis suele ir asociada a la edad (o a conductas de riesgo realizadas durante años, como por ejemplo, sobreejercitarse sin hacer caso de las señales de alerta), la artritis puede atacar en cualquier momento, aunque sobre todo afecta a mujeres de entre 30 y 50 años. Pero esta no es la única difrencia entre ambas. Sigue leyendo y aprenderás a distinguirlas aún más.
-Ambas afecciones duelen, pero de forma distinta. “El de la artrosis es un dolor de tipo mecánico, que empeora con la actividad y mejora con el reposo. El de la artritis es inflamatorio, empeora mucho en reposo y mejora al llevar un rato de actividad. La rigidez de la artritis también es mayor”, explica la dra. Elisa Trujillo, reumatóloga adjunta del servicio de Reumatología del Hospital Universitario de Canarias (Tenerife).
-Las personas con artrosis suelen despertarse con las articulaciones agarrotadas y esa rigidez suele desaparecer con el movimiento. En cambio, el dolor, que se localiza en puntos muy concretos, empeora con la actividad. La artrosis más común se localiza en las manos, aunque también puede aparecer en las rodillas, los pies, la cadera y la columna vertebral.
-En el caso de la artritis, el dolor es un problema, pero además suele ir acompañado de otros como la inflamación simétrica de las articulaciones (por ejemplo, las dos manos), el hormigueo y la fiebre.
-En cuanto a los factores de riesgo, la artrosis está relacionada con el paso de los años y la actividad que hayamos realizado. La causa de la artritis es más compleja: algunos factores de riesgo son el sexo (es más frecuente en las mujeres), ser fumador, obeso y tener antecedentes familiares.
-El primer paso para hacer un diagnóstico acertado está en contestar a las preguntas del reumatólogo. Un interrogatorio bien realizado sobre los síntomas ayuda a discernir entre ambas enfermedades. Por eso es importante tener claro que el primer síntoma de la artrosis es el dolor durante la actividad o al mover la articulación afectada y el de la artritis la rigidez y el dolor al levantarse por las mañanas o tras hacer reposo y suele estar acompañado de sensación de inflamación articular.
-Después de contestar las preguntas del médico, llega el momento de la exploración, que permite identificar la presencia o no de inflamación articular y observar si existen las deformidades típicas de la artrosis o de la artritis. “Para el diagnóstico de artritis necesitaremos, además, un estudio analítico que incluye marcadores de inflamación y de autoinmunidad, y un estudio radiológico para observar la presencia de cambios que son típicos de la enfermedad. Para el diagnóstico de artrosis no es necesario estudio analítico, es suficiente con hacer una radiografía”, explica la dra. Elisa Trujillo.
-Si sufres artrosis y además tienes exceso de peso, puedes estar en problemas. La obesidad empeora el dolor de la artrosis en la columna, las caderas y las rodillas. Desafortunadamente, es un pez que se muerde la cola: tener artrosis limita la movilidad, pero hacer ejercicio es imprescindible no solo para controlar el peso, también para evitar el síndrome metabólico, la diabetes y la hipertensión. Por eso es importante buscar asesoramiento para hacer el ejercicio adecuado y evitar que el resto de afecciones se agraven.
-Las personas con artritis tienen incrementado el riesgo cardiovascular, simplemente por el hecho de vivir en un estado constante de inflamación. Para empeorar aún más las cosas, la artritis, como la artrosis, también puede reducir la actividad física de los pacientes y esta (como es lógico) es muy necesaria para controlar el resto de factores de riesgo que pueden provocar problemas cardiovascular (tanto la obesidad y la hipertensión como el colesterol).
La dieta más recomendable para las articulaciones tiene que ser “variada, equilibrada, con un buen consumo de alimentos de origen vegetal y moderada en los de origen animal. La dieta mediterránea se adapta a todos estos objetivos”, asegura la dra. Elisa Trujillo.
“Hay una asociación positiva entre la adherencia a la dieta mediterránea y una menor prevalencia de artrosis. Esta dieta previene la inflamación y la destrucción del cartílago. Por otro lado, en pacientes con artritis reumatoide este patrón alimenticio también tiene beneficios sobre la inflamación y el dolor”, asegura la dra. Montserrat Romera Baurés, reumatóloga del Hospital Universitario de Bellvitge y responsable de la Comisión de Comunicación de la Sociedad Española de Reumatología.
El aceite de oliva, uno de los alimentos básicos de la dieta mediterránea, “ha demostrado que reduce el dolor y mejora la funcionalidad y la calidad de vida en pacientes con artrosis y puede mejorar los síntomas de las enfermedades inflamatorias como la artritis”, concluye.
- No podemos prevenir la artrosis del todo porque está íntimamente relacionada con el paso de los años, pero sí ralentizar su progresión y postergar su aparición si mimamos las articulaciones. Debemos mantener un peso correcto y hacer ejercicio para tener un buen tono muscular, eso sí, evitando los deportes de impacto o de sobrecarga. El ejercicio que mejor les va a las articulaciones es el aeróbico (caminar, nadar, ir en bici...). También es importante no cargar con peso excesivo, procurar no permanecer mucho tiempo de pie o arrodillados, evitar caminar a menudo por terrenos accidentados y usar un calzado amortiguado.
- Tampoco podemos prevenir la artritis porque es un proceso autoinmune que se pone en marcha por factores que aún no están identificados. En su caso, es especialmente importante el diagnóstico precoz: acudir al reumatólogo de forma temprana favorece el éxito del tratamiento y mejora la calidad de vida. Si sientes dolor o rigidez en tus articulaciones, no lo dudes, acude al médico.
-Para los pacientes con artritis, no todo son malas noticias. Hace 20 años salieron al mercado los primeros fármacos biológicos contra esta enfermedad, conseguidos mediante biotecnología y que cambiaron completamente su evolución. “En estos años se han ido sumando diferentes fármacos biotecnológicos subcutáneos o intravenosos que han demostrado su eficacia. Pero la novedad terapéutica más reciente, y que está suponiendo un gran avance para los pacientes, son las denominadas “ pequeñas moléculas”. Se trata de moléculas sintéticas que actúan sobre las señales que se producen dentro de las células inflamatorias. Su principal ventaja respecto a los fármacos anteriores es su administración por vía oral. La eficacia de estas “pequeñas moléculas” abre un nuevo camino en el manejo de la artritis”, explica la dra. Elisa Trujillo.
-El tratamiento de la artrosis se basa actualmente en mejorar el dolor y la movilidad con fármacos analgésicos-antiinflamatorios (como el paracetamol o los AINES), algunos medicamentos condroprotectores y con medidas físicas “aunque se están desarrollando actualmente muchos que todavía están pendientes de demostrar su eficacia y seguridad”, expone la dra. Trujillo.
-Lo más novedoso en el tratamiento de la artrosis consiste en emplear a una familia de fármacos, los sysadoas, como primera elección para tratar los síntomas en casos especialmente escogidos (porque no funcionan igual de bien en todos los tipos de artrosis). Tanto el condroitín sulfato, que forma parte de esta familia de fármacos, como la combinación de este con glucosamina (otro sysadoa), han demostrado clínicamente ser capaces de reducir el dolor, la rigidez y tener un buen perfil de seguridad. La glucosamina es un amino azúcar que se produce de forma natural por el organismo, al igual que el condroitin sulfato, que es un componente estructural del cartílago.
-“Si queremos que el tratamiento no fracase, lo que nunca se debe hacer si se padece artritis es dejar de ir al reumatólogo y abandonar el tratamiento sin consultarlo con el especialista. Y lo que nunca hay que hacer si se sufre artrosis es engordar, hacer una vida sedentaria y usar un calzado no adecuado”, resume la dra. Elisa Trujillo.