Las bolas se llaman 'perlas humanas'. / d.r.

vivir

Bezoares: las piedras con 'poderes'

Las bezoares son auténticas bolas que se forman en el estómago producido por materiales ingeridos no digeribles. Durante años se ha creído en su poder sanador, algo que analizamos con detenimiento.

"Ayer por la noche, en el quirófano, operaron a una niña de urgencias y le sacaron una bola de pelo, del tamaño de un puño, del estómago!", comentaban dos enfermeras con cara de estupor mientras cambiaban de turno. Pero no debemos sorprendernos. Este acúmulo de materiales no digeribles en el aparato digestivo se conoce desde hace muchos siglos y recibe el nombre de Bezoar.

Cuando se ingiere cualquier material que no sea digerible, como pelo (tricobezoar), vegetales con celulosa (fitobezoar) —los humanos, contrariamente a los rumiantes, no la somos capaces de digerir—, plástico, algunos medicamentos (farmacobezoar), piedras, etc., queda retenido en el aparato digestivo y progresivamente se va recubriendo de materiales como el calcio o el magnesio, formando auténticas bolas o pelotas que incluso pueden resultar hermosas a la vista, se han llegado a conocer como "perlas humanas". Este tipo de enfermedad no solo se da en los seres humanos, bien lo saben los dueños de gatos, que frecuentemente vomitan bolas de pelo, también se han encontrado en los estómagos de ciervos y otros rumiantes.

Se suele asociar a retraso mental o problemas psiquiátricos

Históricamente este trastorno se conoce, según los registros más antiguos, de Grecia y Mesopotamia, desde unos 1000 años A.C. Desde esta época, tanto por su aspecto estético, como por su supuesto poder curativo, sobre todo frente a los venenos, se han coleccionado como amuletos. Esta ‘afición’ a coleccionar bezoares ha pasado a través de los siglos. Alfonso X el Sabio mandó traducir al castellano la obra árabe El Libro de Picatrix, en el que se describió con todo detalle cómo fabricar talismanes con piedras bezoar. El cardenal Richelieu en el año 1661 hablaba de ellos en una carta diciendo que la ayudaron a superar una enfermedad. Los príncipes de Habsburgo los usaban para tratar la melancolía y la Reina Isabel I de Inglaterra tenía uno, particularmente bello, que adornaba una de sus coronas. Hasta tal punto llega el interés que recientemente se ha subastado uno de ellos en Christie’s. También han sido objeto del cine y la literatura. En Harry Potter de J. K. Rowling, uno de ellos se emplea como cura de un envenenamiento.

Como nos podemos imaginar, no existe ninguna evidencia científica del poder sanador de estos elementos. Ni siquiera han demostrado eficacia a la hora de absorber venenos como el arsénico, cosa que hasta cierto punto pudiera parecer lógico. En cuanto al poder mágico y sobrenatural, que cada uno piense lo que quiera, pero en ese terreno han tenido mucho éxito.

Los síntomas

Desde el punto de vista médico, tener un bezoar puede ser un problema muy serio. Afecta fundamentalmente a mujeres jóvenes. Frecuentemente se ve asociado a retraso mental o a problemas psiquiátricos.Los síntomas son muy genéricos, náuseas vómitos, dolor abdominal, etc. En personas delgadas se pueden llegar a palpar en el abdomen. Para diagnosticarlos, hoy en día, se suele realizar un TAC y una endoscopia digestiva, donde se ven. Son más frecuentes en el estómago, pero pueden afectar a otras partes del aparato digestivo. Los bezoares pueden producir graves trastornos como perforaciones, hemorragias intestinales o cuadros de oclusión.

Su tratamiento

En cuanto al tratamiento, dependerá de las circunstancias. En aquellos asintomáticos se puede intentar un tratamiento conservador con ‘celulasa’, que es una sustancia que digiere la celulosa de los fitobezoares, compuestos de vegetales no digeridos. También mediante endoscopia se puede intentar fragmentar y posteriormente extraer los restos. En caso de que se presente una complicación grave como las anteriormente descritas, será necesaria la cirugía. Lógicamente será aconsejable tratar la causa, para que no se repita, mediante terapias psicológicas o psiquiátricas si son necesarias.