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Las mascarillas se han convertido en el gran objeto de debate en esta crisis por el coronavirus. Desde enero hasta este momento todo lo que hemos oído decir sobre ellas ha ido cambiando y, hoy por hoy, parece que vamos a tener que normalizar el hecho de que, aunque para evitar el contagio del coronavirus mantener la distancia social, lavarse las manos a menudo y no tocarse la cara son las medidas ineludibles a seguir, las mascarillas también tienen su papel… si las usamos correctamente.
Mientras nos familiarizamos con la idea de que a partir de ahora no va a ser extraño que salgamos a la calle con una mascarilla puesta te contamos cómo usarlas, hacerlas y conservarlas para que cumplan su cometido, porque los expertos, advierten: una mascarilla mal usada es más peligrosa que ninguna mascarilla, porque genera la sensación (falsa) de que estás protegido cuando en realidad te estás exponiendo. Por eso, toma nota:
El farmacéutico Guillermo Melgar ( @farmaenfurecida en Twitter) lo deja muy claro en una imagen realizada por la ilustradora Maribel Carod: la mascarilla solo sirve cuando está bien puesta… y permanece en su sitio. Si no te tapa la nariz y la boca, mal. Y si te la quitas para saludar a la vecina (aunque sea de lejos) o pedir el pan en la panadería, pues también mal.
Lo advertía Marían García en su famosa cuenta de Twitter @boticariagarcia: los farmacéuticos se ofrecieron a dispensar gratuitamente las mascarillas de manera regulada mediante la tarjeta sanitaria, ¿y quiénes se están encargando de repartirlas? Los vigilantes de metro, los guardias jurado de los medios de transporte… Consecuencia: ni ellos saben darlas con garantías ni nosotros cogerlas de forma que minimicemos las posibilidades de contagio.
Las mascarillas deberían entregarse precintadas o, en su defecto, darse solo tocando los hilos que las sujetan a nuestras orejas o nunca y se deben recoger, con las manos limpias, por ese mismo sitio. Si se toca la parte central o cualquiera que vaya a estar en contacto con la cara y previamente hemos tocado una superficie infectada por el virus usar la mascarilla nos va a servir de muy poco.
Tras atarla, la parte superior de la mascarilla ( que a veces tiene una pieza metálica) debes ajustarla al puente de la nariz pellizcando suavemente con las manos limpias para que la mascarilla se mueva lo menos posible. El tejido que está en contacto con los laterales de la cara también deben quedar bien ajustados. Ni que decir tiene que pasearse con la mascarilla solo tapando la boca no previene ningún contagio.
Lávate las manos antes de retirar la mascarilla y no la toques por su parte central, retírala desatando las cintas o por los elásticos de las orejas, cógela con una mano y tírala al cubo de la basura en una bolsa que se pueda cerrar. Después, lávate las manos de nuevo con agua y jabón.
Habrás oído que hay varios sistemas de desinfección de mascarillas… Pues ninguno es casero y ninguno a demostrado ser efectivo contra el coronavirus. Déjate entonces de vapores de agua y baños de lejía, alcohol y agua oxigenada que solo van a servir para que las deformes.
Si solo usas tu mascarilla para ir a la compra una vez a la semana y no te puedes deshacer de ella porque no tienes otra, al llegar a casa métela en una bolsa que puedas precintar y déjala en reposo toda la semana. Esperar una semana a que se reduzca su posible carga viral va a ser más efectivo que cocerla en al vapor. Pero si lo que tienes es una mascarilla DIY de tela… sigue leyendo.
Las instrucciones de los CDC para hacer tu propia mascarilla de tela es tan sencilla como recortar dos rectángulos de tela tupida, coserlos juntos, hacer un dobladillo y pasar por los laterales goma elástica para poder asegurarlas a las orejas. Y si consultas su guía de costura encontrarás también la manera de hacer mascarillas de tela con camisetas y con bandanas por si no tienes máquina de coser. ¿Protegen estas mascarillas caseras lo mismo que las quirúrgicas?
Pues depende de la calidad de su materia prima. Para que te hagas una idea, una mascarilla quirúrgica desechable filtra el 89% de las partículas mientras que un paño de cocina de algodón el 73%, una funda de almohada antimicrobiana el 68%, un pañuelo de seda el 54% y el algodón 100% el 51%. La mayor ventaja de estas mascarillas es que puedas hacerlas a tu medida y, además, desinfectarlas lavándolas en la lavadora en el programa de agua caliente (de 60 a 90 grados) y dejarlas secar por completo antes de volver a usarlas.