La ciencia demuestra que las dietas bajas en hidratos son eficaces para perder peso, pero a veces nos estancamos y no conseguimos llegar a nuestra talla ideal por mucho que hayamos iniciado una dieta baja en hidratos de carbono y renunciado durante una buena temporada al pan, la pasta, las patatas y todos nuestros caprichos dulces. ¿Cómo es posible? ¿Acaso deberíamos comer espaguetis y usar otros medios como acelerar el metabolismo para lograr perder peso? ¿Qué razones pueden hacer que una dieta baja en hidratos fracase? Enumeranos todos los motivos por los que este tipo de dieta puede dejar de funcionar para que los tengas en cuenta.

1. Ingieres más hidratos de lo que piensas

Puede que hayas perdido mucho peso durante la primera semana de dieta y te hayas estancado después. En primer lugar tienes que saber que todo ese peso que desapareció como por arte de magia los primeros siete días de renuncia a los hidratos seguramente corresponderían a agua no ha grasa. La grasa desaparece más lentamente que la retención de líquidos.

De todas formas, si tu pérdida de peso se estanca deberías consultar con un dietista-nutricionista para que te ayude a diseñar tu régimen de forma adecuada. Hay personas más sensibles que otras a la acción de los hidratos y si perteneces al grupo de los más sensibles del espectro necesitas la ayuda de un profesional para calcular de forma segura la cantidad y las fuentes de hidratos que más te convienen. Si no lo haces así corres el riesgo no solo de no adelgazar, sino de llevar una dieta desequilibrada que te provoque problemas de salud.

2. Estás pasando por una mala racha

No nos cansaremos de repetirlo: el estrés engorda. Si estás atravesando una mala época y el estrés ha atrapado a tu sistema nervioso aunque tengas una voluntad de acero y renuncies a las comidas repletas de hidratos no lograrás resultados. Además, el estrés es la causa de que te resulte tan difícil renunciar a un pequeño capricho dulce. Si estás a dieta para perder peso necesitas complementar lo que haces en la cocina con unos mimos a tu salud mental en forma de clases de meditación o práctica de mindfulness.

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3. Comes demasiados frutos secos

Has sustituido tus caprichos de dulce por un puñado de nueces, almendras… y eso está bien. Los frutos secos aportan energía, grasas saludables y fibra, pero es fácil pasarse con la dosis diaria porque tardan mucho en generar sensación de saciedad. Uno de los problemas que se pueden dar en una dieta baja en hidratos es que efectivamente, se consuman menor cantidad de estos… pero se estén comiendo más calorías que antes al sustituirlos por alimentos muy calóricos. Como no queremos que renuncies a las ventajas que aportan a la dieta los frutos secos, para que no se te vaya la mano y tomes calorías de más, te aconsejamos que los tomes acompañados de alimentos ricos en proteína (por ejemplo, mezclados con yogur natural sin azucarar).

4. Tu tiroides funciona mal (y no los sabes)

Algunas enfermedades pueden ponerle difícil a nuestro cuerpo lo de perder peso por mucha dieta que hagamos. Ese es el caso, por ejemplo, del hipotirodismo y su predecesor el hipotiroidismo subclínico. Se calcula que el 7% de las mujeres padece hipotiroidismo subclínico (un estado previo al hipotiroidismo en el que el problema da síntomas muy leves) y no lo sabe. Y una de las consecuencias de que las hormonas de nuestra tiroides no estén haciendo bien su trabajo es precisamente que nuestro cuerpo se resiste a perder peso. Si hay antecedentes de hipotiroidismo en tu familia y no adelgazas ni con la dieta mejor diseñada del mundo, chequea tu tiroides.

5. No estás cuidando la calidad de lo que comes

No basta con reducir la cantidad de hidratos que ingieres, a cambio le tienes que dar a tu organismo alimentos con suficiente calidad nutricional para que el cuerpo pueda hacer el esfuerzo de quemar toda esa grasa que le sobra. Y por si lo dudabas, todos esos productos con la etiqueta light que has adquirido en el súper no se consideran alimentos saludables.

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6. Llevas demasiado tiempo de dieta

Nuestro cuerpo tiende al equilibrio. Si le restringes los hidratos durante demasiado tiempo, se acostumbra y deja de perder peso. Aunque estar delgado sea bueno para nuestra salud nuestras células están programadas para acumular y es fácil que si la restricción calórica y de hidratos se alarga en el tiempo esas mismas células se estabilicen y entren en modo “ahorro”. Para combatir este efecto, si notas que tu pérdida de peso se estanca es mejor que hagas un descanso, mantengas una dieta saludable durante el mismo y te pongas a hacer ejercicios de fuerza para ganar músculo. Si consigues la suficiente masa muscular, cuando retomes la dieta volverás a perder peso rápidamente.