El estrés no es un desconocido para casi nadie, pero aún nos cuesta reconocer cuándo esta sensación tan desagradable es necesaria y cuándo nos está costando la salud. Estrategias que funcionan para combatirla y hacer que las cosas vuelvan a su cauce y volvamos a disfrutar de la calma hay muchas… hasta ahora. La situación que vivimos por culpa del coronavirus es extraordinaria y hace que mucha gente esté cayendo en una especie de hipervigilancia y estrés crónico que puede acabar pasando factura a su salud, incluso a la de su cerebro. ¿ Sabes lo que todo el estrés acumulado por el coronavirus le está haciendo a tu mente? Te lo contamos todo.

¿El estrés daña al cerebro?

En experimentos con ratones se ha observado que vivir un solo evento estresante es capaz de producir la muerte grupos de neuronas en la zona del cerebro que se encarga de la memoria y el aprendizaje. Y ya en humanos, investigaciones de la Universidad de California concluyeron que padecer estrés a menudo es un factor de riesgo para padecer trastornos mentales como la depresión porque afecta a la estructura cerebral. El cerebro que sufre estrés crónico fabrica más mielina que un cerebro no estresado lo que se traduce en que a los dos hemisferios cerebrales les cuesta más comunicarse entre ellos.

Pero el efecto más dañino del estrés en el cerebro es que acaba con su neuroplasticidad, es decir, su capacidad para adaptarse a las circunstancias y aprender de ellas. En conclusión, sí el estrés es capaz de alterar las estructuras cerebrales.

¿Cómo podemos proteger al cerebro del estrés crónico?

El peor escenario para nuestro cerebro se está dando justo en este momento, con una pandemia mundial que está cronificando el estrés en miles de personas. Un estudio de la fundación AXA apunta a que cuatro de cinco españoles sufren más estrés desde que comenzó la pandemia (por no hablar de que el 68% de los profesionales sanitarios presentan secuelas mentales por culpa de la “primera ola”).

Vídeo. Cómo saber si sufres doomscrolling

Además de recomendarnos desenchufar del doomscrolling los expertos lanzan una batería de soluciones para evitar que esta crisis le pase factura a nuestra mente. El primer pilar es mantener nuestra actividad física intacta: hay que moverse. No abandonar nuestros apoyos sociales (mejor llamando por teléfono y manteniendo una charla que dando likes en redes sociales), mantener una dieta saludable y practicar técnicas de relajación a diario pueden ayudar al cerebro a sortear esta mala racha sin sufrir las consecuencias más graves. Y si nada funciona, no está de más pedir ayuda profesional.