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Mucho se habla de la terapia hormonal sustitutiva (THS) como la mejor solución para mitigar los efectos de la menopausia, pero también son muchas las dudas que surgen sobre su efectividad y consecuencias. Aquí te resolvemos las principales dudas con respuestas sencillas a preguntas espinosas.
No es otra cosa que una forma de reemplazar los niveles hormonales que caen con la menopausia. Ayuda a equilibrar esa vertiginosa montaña rusa de hormonas que se produce antes de que llegue la menopausia en sí y aumenta los niveles hormonales cuando están bajos en la posmenopausia. Básicamente, se trata de “suplementar” esa parte que lamentablemente ya no produces, fundamentalmente el estrógeno.
Por lo general, tu médico le recetará una versión de estrógeno, junto con progesterona sintética (progestágeno) si tienes útero. Y no te puedes quejar de opciones porque puedes tomarlo en forma de píldora, parche, gel, crema vaginal, supositorio, etc.
No esperes acabar con la menopausia –todavía no se ha inventado medicina para eso-, pero sí mejorarán decisivamente las posibilidades de aliviar los síntomas. En mayor o menor medida dependiendo de cada una. Se reduce la sensación de calor en el pecho, síntomas vaginales o dificultad para orinar. También mejora el sueño, previene la osteoporosis y, en consecuencia, también el riesgo de caídas.
La propia Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia asegura que “ no hay alternativas con igual o mayor eficacia”. Y añade: “El síndrome climatérico reduce la calidad de vida y la administración de una terapia hormonal eficaz puede restaurar los niveles de calidad perdidos”.
Todos los tratamientos tienen sus riesgos. En relación con la terapia hormonal, los estudios han demostrado un bajísimo nivel en relación a sus considerables beneficios. Entre los riesgos notificados, está el aumento de las posibilidades de accidente cerebrovascular y enfermedad cardíaca. Para reducir cualquier riesgo, lo de siempre: acude a tu médico. Que sea él quien prescriba tu tratamiento para encontrar el mejor producto y ajustar las dosis. Sigue fielmente el tratamiento y lleva una vida saludable.
Es uno de los grandes mantras difundidos por la red. Y obviamente toda frase que contenga las palabras “riesgo” y “cáncer” siempre provoca temor. La terapia hormonal aumenta el riesgo de cáncer de mama, útero y ovario. Pero hay que aclararlo: en niveles casi irrelevantes. Buena parte del riesgo depende del tipo de tratamiento que vayas a tomar, del tiempo que dure y de las dosis. Como siempre: nadie mejor que el médico para aconsejarte y evaluar los niveles.
Por supuesto. Como cualquier medicamento. Puedes sufrir síntomas premenstruales como sensibilidad en los senos, cambios de humor y sangrado irregular. También náuseas o exceso de vello facial.
Es otro de los grandes bulos que han circulado durante estos últimos años. Es más: la terapia hormonal equilibra las hormonas, por lo que en todo caso te ayuda a controlar tu peso.
Sí y no. En realidad, ninguna opción es tan efectiva como este tratamiento y en cualquier caso todo tiene que ver con nutrición y estilo de vida. Es decir, cosas que en realidad también actuarían como excelente complemento de la terapia hormonal. Se puede acudir a técnicas de relajación, el cuidado natural de la piel, las duchas calientes y frías, el magnesio para mitigar al estrés, no beber el alcohol, etc.
No hay ningún problema. De hecho, muchas mujeres experimentan sus peores síntomas durante este tiempo y la terapia hormonal ayuda a hacer su vida mejor.