Por qué necesitas comer comida basura cuando estás de resaca tras una noche de fiesta

Ha sido una noche divertida en la que las copas han puesto la banda sonora de las risas. Te montas en el taxi y comienza a apoderarse de ti unas terribles ganas de tragar comida basura. Hamburguesa, pizza, perritos calientes… Lo que sea, pero que tenga muchas grasas. Sabes cómo afectan los excesos , pero ya lo pensarás otro día. Eres consciente de lo que engancha la comida rápida , pero no lo puedes evitar. Y hasta te irrita recordar cómo las famosas salen comiendo en Instagram a todas horas luciendo esos tipos. Es un placer culpable comer fast food en la resaca. ¿Pero por qué? Por el alcohol y la falta de sueño, principalmente. Aquí tienes las razones.

¿Por qué solo pensamos en comida grasienta en lugar de en unas espinacas? Pues la ciencia tiene respuestas para todo, incluida esta cuestión. Y la primera causa es la falta de sueño, según concluyó un estudio de la Universidad de Chicago. Resulta que cuando duermes poco, y eso es lo que haces al trasnochar, se activan en tu organismo las hormonas de la saciedad y el apetito. También lo hace el sistema endocannabinoide, el mismo sobre el que actúan los elementos activos del cannabis, otro inductor del deseo de comer.

A esa ansiedad se le añaden varias cosas. Por ejemplo, que no llegas a casa con ganas precisamente de planificar una comida y ponerte a cocinar. Eso es, la comida rápida es una solución. Y luego, que no te pones a reflexionar si calentarte una pizza congelada es una opción saludable. Y también está que ya puestos a celebrar la noche, qué mejor que con un poco de sabor…

Junto con esa falta de sueño que llama a la ansiedad, también hay otro motivo científico por el cual tu cuerpo te pide comida basura tras una noche de fiesta. No es otro que el propio alcohol que has trasegado durante tantas horas. Resulta que ese alcohol activa unas señales cerebrales que le “ordenan” a tu organismo llenarlo de comida copiosa.

El alcohol deshidrata e inhibe la hormona antidiurética, que es la razón principal por la cual orinamos más cuando bebemos. Todo esto te crea un principio de hipoglucemia en tu cuerpo y comienzas a perder minerales, azúcares y sal. Eso es lo que explica tu deseo de reponer estos nutrientes con una comida copiosa, grasienta y contundente en lugar de con una ligera. ¿Quién va a querer un brócoli con una patatita cocida coronada por un orgulloso perejil tras una noche movidita?

Otro estudio realizado por investigadores de la Universidad de Pensilvania confirmó que el alcohol activa las señales cerebrales que le indican al cuerpo que debe comer más. Ya no solo es la ansiedad por la comida basura, sino esa rapidez con la que te tomas, esa voracidad impropia de ti.

Al levantarte llegarán los remordimientos, y lo sabes. Has devorado un alimento que no te aporta nutrientes de calidad, que son precisamente lo que necesita recuperar tu cuerpo tras perderlo en las olas del alcohol. Precisas sales minerales, vitaminas, proteínas e hidratos de carbono para paliar la resaca. Y por eso la fruta, las verduras, los frutos secos y diversos alimentos integrales son la mejor opción. Aunque cueste.