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Si sufres gases por la noche o a todas horas sabrás lo molesta que es esa sensación. Y si has leído miles de remedios para terminar con esos gases estomacales, ya conocerás que la clave está en los alimentos que ingieres. En toda guía para evitar las molestias digestivas hay una regla de oro: saber lo que comes. Aquí tienes una relación de los alimentos que más gases producen y por qué. Si sufres digestiones incómodas, ¡aléjate de ellos!
De acuerdo, es un tópico. Pero es que es la realidad: las legumbres son uno de los alimentos que más gases producen. Contienen mucha rafinosa, que es un azúcar complejo que suele presentar problemas de digestión. Pasa del intestino delgado al intestino grueso, donde las bacterias la descomponen, y allí producen hidrógeno, dióxido de carbono y gas metano. En fin, un cóctel explosivo. Un truco: remojar las legumbres durante la noche puede ayudar a reducir los gases.
La lactosa es un azúcar que se encuentra en la leche y en la mayoría de los productos lácteos, incluidos el queso y los helados. Las personas que no producen suficiente de una enzima llamada lactasa tienen dificultades para digerir la lactosa. Y eso es precisamente lo que se conoce como intolerancia a la lactosa. El aumento de gases es un síntoma de intolerancia a la lactosa. Si te sucede, busca sustitutos no lácteos como la leche de almendras o los productos de soja.
Los cereales integrales como el trigo o la avena contienen importantes índices de fibra, rafinosa y almidón. Son degradados por bacterias en el interior del intestino grueso cuando los ingerimos, lo que produce esos demoledores gases. De hecho, el arroz es el único grano que no produce gases. Lo único que tienes que evaluar es si los muchos beneficios que produce la ingesta de esa fibra son mayores que los perjuicios que te ocasionan esas difíciles digestiones.
Ya se sabe que ciertas verduras como las coles de Bruselas, el brócoli, el repollo, los espárragos o la coliflor provocan un exceso de gases. Al igual que ocurre con las legumbres, todos estos alimentos contienen rafinosa. Como en el anterior caso, solo tú puedes valorar qué pierdes si los eliminas de tu dieta. Igual no compensa.
Los refrescos y otras bebidas carbonatadas no suelen ser nada buenos para tu dieta por múltiples razones. Una es todo lo que te hinchan. Son el diablo de los gases porque te hacen aumentar significativamente la cantidad de aire que tragas. Cuando el aire llega a tu aparato digestivo, tiene que pasar de alguna manera. Esto provoca legendarios eructos y también puede aumentar la cantidad de gas que expulsas. Cambia esos refrescos por zumos o, mejor todavía, agua. Pero no hagas trampas: que sea sin gas.
Frutas como las manzanas (y también los melocotones, las peras o las ciruelas) contienen sorbitol, una sustancia que el cuerpo tiene problemas para digerir. Pasa a través del intestino grueso, donde las bacterias lo descomponen para crear hidrógeno, dióxido de carbono y gas metano. Y ya sabes el efecto que producen.
Igual esta no te la sabías, pero resulta que chupar caramelos o mascar chicle produce gases. Al igual que los refrescos, mantener en la boca estas golosinas puede hacer que tragues más aire. No solo eso, sino que muchos dulces también usan sorbitol como edulcorante. Son dos factores pueden contribuir a generar un gas que no necesitas.
Las cebollas contienen un azúcar natural llamado fructosa. Al igual que la rafinosa y el sorbitol, la fructosa contribuye a generar gas cuando las bacterias en los intestinos lo descomponen. No abuses de ella si te cuesta digerir comidas y te hincha el vientre.
Los alimentos procesados (como pan de molde, sándwich, cereales o aderezos para ensaladas) suelen contener una variedad de ingredientes, entre los que están la fructosa y lactosa. Esta combinación puede provocar un aumento de gas. Aléjate de ellos.