Comencemos por el principio: la meditación no adelgaza. No creas que sentándote sobre tus piernas flexionadas y con la espalda recta y tomándote un tiempo de reflexión para ti misma vas a perder kilos de forma mágica, porque eso no es real. Lo que sí puede hacer la meditación es ayudarte a cambiar hábitos negativos que te hacen engordar o te dificultan el proceso de pérdida de peso. ¿Cómo? Te lo explicamos.
La base de la meditación es prestar atención a dónde estás, qué estás haciendo y cómo te sientes. Lo que ellos llaman centrarte en el aquí y el ahora. Este trabajo te ayuda a ser más consciente de las acciones que llevas a cabo, lo que interfiere en la creación de hábitos más saludables, ya que no «comes por comer» sino que eres consciente de lo que sientes: hambre, tristeza, aburrimiento o apatía.
Ya en 2017 Tiffany Cruikshank publicaba un libro titulado Medita tu peso en el que prometía ayudar a adelgazar meditando. «Numerosos estudios han revelado que la meditación ayuda a ser más conscientes de la sensación de hambre y de la de estar lleno, y también de nuestra capacidad para regular lo que comemos y la cantidad de comida que consumimos«, decía la autora.
Según Cruikshank, «la meditación reduce nuestro irreprimible deseo de tomar alimentos poco sanos y también la frecuencia con la que comemos de forma compulsiva o para sentirnos mejor emocionalmente. También reduce los altos niveles de cortisol —la hormona del estrés—, y la grasa tóxica abdominal que genera. Un estudio incluso reveló que asistir a clases de meditación durante ocho semanas triplicaba la cantidad de peso perdido en un grupo de mujeres mayores, comparadas con las que no usaron unas técnicas similares«.
En la mayoría de los casos cuando sufrimos estrés tendemos a comer en exceso, lo que deriva en un aumento de peso. Esto es porque nuestro cuerpo interpreta el estrés como si estuviésemos pasando hambre y nos empuja a reemplazar esta pérdida de calorías lo antes posible con alimentos muy ricos en grasas, azúcar, sal… ya que estamos condicionados por las fluctuaciones de las hormonas del estrés y nos pide a gritos disponer de más energía.
Si nos enfrentamos a una situación estresante mediante la meditación y la repetición de mantras positivos, se reducirá el nivel de cortisol y de otras hormonas del estrés, lo que te llevará a no darte esos atracones emocionales que no responden a ninguna necesidad fisiológica de nuestro cuerpo. Además, también aumenta las hormonas beneficiosas como la DHEA y la hormona del crecimiento, que produce una masa corporal magra, y la hormona que estimula la tiroides y la prolactina, que fortalece el metabolismo.
Se trata de corregir los patrones mentales contraproducentes a través de meditaciones sencillas y afirmaciones mentales o mantras, para así alcanzar objetivos como el de adelgazar. De este modo, se corrigen los patrones poco sanos, reduciendo los antojos y el hambre emocional y favoreciendo así la pérdida de peso.
Pero vamos, que la meditación no es una varita mágica, con al que conseguirás adelgazar diciendo un simple conjuro. También tienes que comer sano y hacer ejercicio, por que los milagros no existen. Eso sí, puede convertirse en un complemento increíble en cualquier régimen adelgazante al multiplicar el efecto de la dieta.