Cinco señales que te indican que estás comiendo demasiado azúcar, aunque no lo creas

Sí, ya sabemos que consumir azúcar no es bueno para la salud, por lo que son muchas las personas que tratan de eliminarlo de su día a día . Aprendemos a disfrutar del café sin azúcar y eliminamos (en la medida de lo posible) los pasteles y los dulces de nuestra alimentación. ¿Crees que eso es suficiente, verdad? Pues estás equivocada.

Y es que el azúcar está oculto en muchos alimentos que compras en el supermercado, pero no sabes encontrarlo en las etiquetas. Con nombres como sacarosa, glucosa, fructosa o jarabe de maíz, el azúcar sigue campando a sus anchas en nuestra lista de la compra.

¿Y cuánto azúcar hay que tomar al día? Según la Organización Mundial de la Salud, no más del 10% de la ingesta calórica diaria. Y si entendemos que deberíamos consumir unas 2.000 calorías al día, siguiendo esta norma se debería ingerir no más de 50 gramos de azúcar al día (preferiblemente no más de 25).

Y eso, lo sentimos, pero es muy poco. Para que te hagas una idea, sólo una lata de Coca-Cola ya contiene 39 gramos de azúcar. De hecho, la media nacional de consumo de azúcar al día está en 90 gramos, casi el doble o incluso el cuádruple de lo recomendado.

Sabiendo todo esto, ¿cómo podemos saber si estamos consumiendo demasiado azúcar? Porque es muy difícil contabilizar los gramos que ingieres a través de ciertos productos del supermercado. Según los especialistas, tu cuerpo te avisa de este exceso con estas cinco señales:

El azúcar no sólo engorda por sus muchas calorías, sino porque aumenta la sensación de hambre. Esto ocurre porque, aunque eleve el azúcar en sangre muy rápidamente, carece de fibra, por lo que no tiene efecto saciante. Eso se traduce en un sensación de hambre constante que hace que comas más y, por tanto, aumentes de peso.

El azúcar aumenta el nivel de una hormona de crecimiento llamada IGF-1 que, junto con la insulina (que también se eleva con el azúcar), estimula las glándulas sebáceas. Esto hace que aparezcan más granos y se inflame la piel, perdiendo luminosidad.

Al aumentar rápidamente los niveles de glucosa en sangre, se libera mucha insulina, haciendo que el azúcar en sangre quede por debajo. Esto provoca hipoglucemia que, a su vez, aumenta los antojos y hace que te pongas de peor humor o con altibajos emocionales.

Consumir demasiado azúcar conduce a la inflamación interna, lo que acelera el envejecimiento del organismo y debilita el sistema inmunitario. Esto se debe a que el azúcar pasa al intestino grueso, haciendo que las bacterias que viven en él se multipliquen.

Las moléculas de azúcar se adhieren a las proteínas de colágeno y elastina de la piel, esenciales para mantenerla firme y flexible. Cuando estas proteínas se ven sobrecargadas por las moléculas de azúcar, el cuerpo responde con más acciones que pueden provocar inflamación y signos de envejecimiento en la piel.