DESAYUNO SALUDABLE
DESAYUNO SALUDABLE
Algunos nutricionistas siguen asegurando que el desayuno es la comida más importante del día. Otros, en cambio, valoran los beneficios del ayuno intermitente, lo que supone no desayunar al levantarte, para cumplir los preceptos de las 12, 14 o 16 horas de ayuno, como hace Elsa Pataky.
¿Pero, qué dicen los estudios científicos sobre esto? Una reciente investigación elaborada en la Universidad de Tel Aviv (Israel) asegura que no desayunar desencadena una discordancia entre los ritmos endógenos del reloj circadiano y el ciclo de alimentación/ayuno. Esto significa que, al igual que comer a una hora inadecuada puede ocasionar alteraciones metabólicas, la falta de comidas durante la fase de actividad puede afectar negativamente al metabolismo.
Según aseguran en este estudio, el ayuno por la mañana se asocia a una mayor incidencia de obesidad y de diabet es de tipo 2 y enfermedades cardiovasculares. Por el contrario, determinan que un mayor gasto energético y una mayor termogénesis inducida por la comida durante la mañana pueden ser beneficiosos en la pérdida de peso.
El ayuno no sólo puede alterar la regulación del peso corporal, sino también la glucemia posprandial y general, la síntesis de proteínas del músculo esquelético y el apetito, y también puede conducir a un menor gasto energético. Además, activa la degradación proteica del músculo esquelético como parte de un mecanismo de supervivencia para proporcionar aminoácidos glucogénicos al hígado.
Esta alteración tiene que ver con el reloj circadiano, que es el ciclo que experimenta nuestro cuerpo durante 24 horas y en el que incide la alimentación y las horas de luz. Este horario interno regula la glucosa y otros procesos metabólicos durante los estados de ayuno y alimentación, concluyendo que el desayuno contribuye al reajuste de este reloj.
Un desayuno perfecto es aquel que se adecúa a las necesidades y actividad de cada persona, por lo que debe estar compuesta por alimentos que consigan aportarnos energía y garantizar el bienestar de nuestro organismo. Por eso debe ser contundente y formado a base de alimentos ricos en proteínas, vitaminas y fibra, de manera que ayuden a aportar toda la energía necesaria para empezar bien el día.
Puedes incluir leche u otros derivados como el kéfir, el queso o el yogur, ya que proporcionan una gran cantidad de nutrientes como grasas, proteínas, fósforo, calcio e hidratos de carbono. Todo ello te da una gran cantidad de energía para alimentar los músculos.
No pueden faltar los cereales integrales o de grano entero, ya que son una buena fuente de proteínas, fibra, vitaminas e hidratos de carbono. Así, puedes probar con una tostada o un bol de copos de avena integral, que aporta muchísima energía y es una excelente fuente de proteínas de alta calidad, además de ser muy saciante.
Por otro lado, el desayuno perfecto debería contar con fruta o verdura fresca. La fruta, aunque contiene azúcar, esta está presenta de forma natural en el alimento y se compensa con otra gran cantidad de nutrientes como vitaminas, minerales, antioxidantes y fibra.
¿Y qué deberíamos evitar en un desayuno equilibrado? Lo primero, evidentemente, es la bollería industrial, que aporta calorías vacías y tienen altos contenidos de c arbohidratos, azúcares y grasas trans, aumentando el riesgo de padecer distintas patologías como la diabetes.
Y tampoco es recomendable consumir embutido, ya que podrían llegar a originar problemas de colesterol, presión alta y sobrepeso. Olvídate también de los cereales que puedes encontrar en el supermercado y son tan típicos de los desayunos, porque están llenos de azúcar y sustancias artificiales.