El sol es estupendo, pero también puede convertirse en tu enemigo imprevisto. Cuidado con los peligros del calor porque puede generar serios problemas de salud. No es tanto saber hacer frente a una ola de calor como tomar las precauciones necesarias para que no aparezcan síntomas complicados. Porque un golpe de calor puede llegar a ser incluso mortal.
La principal causa de una enfermedad relacionada con el calor es siempre la incapacidad de tu cuerpo para enfriarse. El sudor es la herramienta natural de tu cuerpo para refrescarte. Si haces ejercicio en exceso o trabajas intensamente en un clima caluroso o en una habitación con calefacción, tu cuerpo puede tener dificultades para producir suficiente sudor para mantenerse fresco. Ahí está el peligro.
El golpe de calor se presenta cuando experimentas un agotamiento excesivo producido por las altas temperaturas y durante un tiempo prolongado. Puede aparecer rápidamente si hace mucho calor o si se estás realizando un sobreesfuerzo. Por eso es importante detectarlo y comenzar a tratarlo justo cuando está surgiendo.
Los principales síntomas y factores de riesgo
Uno de los síntomas más notables del golpe de calor es la fiebre, normalmente por encima de los 40 grados. También un pulso rápido y fuerte junto con posibles desmayos, una piel caliente y enrojecida, dolores de cabeza, náuseas…
Ciertos factores pueden aumentar el riesgo de sufrir una sensibilidad excesiva al sol manifestada a través de un golpe de calor. Por ejemplo, los niños menores de 4 años y los adultos mayores de 65 años tienen un mayor riesgo de sufrir enfermedades relacionadas con el calor. Esto se debe a su menor capacidad para regular la temperatura.
También influyen el consumo de ciertos medicamentos (los que se usan para tratar la presión arterial alta o las afecciones cardíacas), la obesidad (es más difícil enfriar su cuerpo si tienes sobrepeso) y, por supuesto, todos los fenómenos que desembocan en altas temperaturas. Por ejemplo, cuando pasas de un clima más frío a uno más cálido, es posible que tu cuerpo no pueda adaptarse rápidamente a esas nuevas condiciones.
Si comienzas a experimentar síntomas de golpe de calor, busca un lugar más fresco si es posible. Una sombra en exterior o un aire acondicionado en interior. Tumbarte también ayudará a regular tu temperatura. Y bebe mucha agua para rehidratarte. Te pueden ayudar las bebidas deportivas, pues tienen esos electrolitos que tu cuerpo pierde por una sudoración excesiva. Si tienes náuseas o vómitos, debes acudir a un médico con urgencia. Si no se trata, puede dañar corazón, riñones, músculos y cerebro.
Una de las principales formas de prevenir las enfermedades relacionadas con el calor es mantener la temperatura corporal más baja. La hidratación es fundamental para recuperar los líquidos perdidos a través del sudor. Evita el alcohol o las bebidas con cafeína si realizas esfuerzos.
Es importante moderar las actividades al aire libre durante las horas más calurosas del día y bajo una luz solar directa. Usa ropa ligera, holgada y de colores claros cuando realices actividades en el exterior y cúbrete la cabeza. Toma baños o duchas frías con cierta frecuencia y nunca dejes niños, bebés, adultos o mascotas en un coche cerrado. Así podrás tener el mejor verano de tu vida.