La modelo Vanesa Lorenzo sentada en el suelo con una taza de café. / @vanesalorenzo_

ALIMENTACIÓN

Harmol, el ingrediente estrella del café con poderes antienvejecimiento

Un estudio reciente ha descubierto que el harmol mejora la calidad de vida durante el envejecimiento.

De un tiempo a esta parte, se ha descubierto que el café, consumido con moderación, tiene sus beneficios para la salud pero lo que se desconocía hasta el momento es su capacidad para mejorar la calidad de vida durante la vejez. Esto se debe a uno de sus componentes, el harmol, que se encuentra también en otros alimentos como carnes, pescados o cereales, así como en las hojas de tabaco.

Según un estudio del Instituto de Investigación Sanitaria Incliva de València, liderado por el Instituto Imdea Alimentación y publicado en Nature Communications, el harmol, un compuesto de la familia de las betacarbolinas, conocidas por sus efectos neurológicos, mejora la función del músculo esquelético.

El tratamiento con harmol que se realizó en esta investigación extendió significativamente la esperanza de vida en los sujetos del análisis, así como la tolerancia a la glucosa, la sensibilidad a la insulina y la acumulación de lípidos hepáticos en un modelo de prediabetes. Además, a nivel neuromuscular, se observó una reducción muy significativa en la fragilidad en animales viejos.

Granos de café tostado. / Imagen de Freepik.

El harmol ralentiza el envejecimiento de las mitocondrias

El envejecimiento muscular se produce debido a un colapso energético explicado por una alteración en la mitocondria, que es uno de los componentes más relevantes de nuestras células, responsables de la producción de energía. Esta alteración ocasiona la progresión del deterioro funcional asociado a la sarcopenia, que es la pérdida de masa y potencia muscular que ocurre durante el envejecimiento.

Al alterarse las mitocondrias de las células, también se incrementa la posibilidad de padecer lo conocido como síndrome geriátrico de la fragilidad, que afecta a más del 33% de la población mayor de 80 años. Esta fragilidad disminuye la autonomía de quienes la padecen, lo que se traduce en un mayor riesgo de discapacidad, hospitalización y muerte.

Pues bien, lo que se ha descubierto mediante este estudio es que el harmol activa en las células unas vías de señalización que, en última instancia, son capaces de mejorar las mitocondrias y parámetros metabólicos asociados con la calidad de vida durante el envejecimiento. Es decir, contribuye a mantener las mitocondrias en buenas condiciones.

Según asegura el investigador Luis Filipe Costa-Machado de Imdea Alimentación, lo que realiza el harmol con las mitocondrias «es un mecanismo muy parecido al que activan la restricción calórica o el ejercicio: hacen trabajar a la mitocondria de una manera controlada, y eso las hace más fuertes».

Mujer apoyada en la pared con una taza de café. / Imagen de svetlanasokolova en Freepik.

Además, el doctor Pablo J. Fernández-Marcos, principal responsable del proyecto, asegura que el efecto de mejora mitocondrial que lleva a cabo el harmol lo realiza «mediante mecanismos parecidos a los que nos hacen sentir más felices (...). Esto abre un campo de investigación muy interesante sobre la asociación entre el estado psicológico y el envejecimiento».

Por su parte, la doctora Gómez Cabrera, de Incliva, destaca la trascendencia de este tipo de investigaciones dirigidas a contribuir a un envejecimiento saludable, ya que no sólo cuenta extender la esperanza de vida, sino que este aumento en los años vividos también sean de calidad. Según afirma, «no hemos sido capaces de alargar la expectativa de vida con buena salud: se calcula que actualmente pasamos un 20 % de nuestra vida enfermos».

En resumidas cuentas, ¿qué hace el harmol?

Resumamos estos hallazgos en un lenguaje más profano. El harmol, presente en alimentos como el café, los cereales, carnes, pescados y hojas de tabaco mejora la tolerancia a la glucosa, la sensibilidad a la insulina y la acumulación de grasa en el hígado, lo que aumenta la esperanza de vida.

Pero, ¿en qué condiciones la aumenta? Aquí viene lo interesante. Gracias a su capacidad para mejorar la actividad mitocondrial de las células (responsable de la producción de energía de las mismas) consigue que esos años extra que vivimos seamos más funcionales, tengamos más energía y, en definitiva, tengamos una mejor calidad de vida.