Doña Letizia en una imagen reciente. /
Hace unas semanas nos sorprendía una imagen de la reina Letizia , saltándose aparentemente el protocolo al sentarse en un taburete durante el besamanos en la cena de gala ofrecida por los reyes de Holanda . La causa de esta inusual circunstancia era una afección en su pie derecho conocida como neuroma de Morton, que impide que esté de pie mucho tiempo con tacones. Ahora, la mala suerte ha golpeado en el mismo lugar a la esposa de Felipe VI , que ha visto cómo es ahora su pie derecho el que ha sido víctima de una nueva lesión.
Según ha comunicado la Casa Real, doña Letizia sufría un accidente doméstico tras darse un golpe contra una mesa. Esto ha derivado, tras un examen médico, en el diagnóstico de una fractura en la falange proximal del dedo central derecho. Por este motivo, en la nueva jura de bandera del monarca celebrada este fin de semana, ya se la vio caminar con precaución. También en su última aparición en el Teatro Real destacaban las deportivas en su look.
Los médicos han aplicado a la asturiana un tratamiento llamado sindactilia terapéutica, que supone vendar el dedo central al de al lado para inmovilizarlo. Además, la royal deberá decir adiós durante varias semanas a sus habituales zapatos de tacón y sustituirlos por unas amplias y cómodas zapatillas de deporte.
La fractura a nivel del dedo del pie es una de las fracturas de hueso que suelen ocurrir con más frecuencia. Esta se produce después de golpes simples, por ejemplo cuando se camina descalzo, y la recuperación se puede alargar varias semanas según el tipo de fractura.
El dedo del pie está formado por los huesos que se llaman falanges y en el caso de la reina Letizia, el afectado es la falange proximal, uno de los huesos localizados en la base de los dedos de las manos y de los pies. Estos comienzan en las articulaciones más prominentes, llamadas nudillos, cuya cabeza son los metacarpos (en la mano) y metatarsos (en el pie).
Al igual que ocurre en las fracturas de los metacarpianos, el 85% de las fracturas de falanges se tratan de forma ortopédica y no precisan de un tratamiento quirúrgico. La sindactilia, el tratamiento que se le ha efectuado a la royal, está indicada en fracturas de falanges no desplazadas.
Los síntomas de una fractura del dedo del pie incluyen dolor, hinchazón, hematomas que pueden durar hasta dos semanas o rigidez. La mayoría de los dedos fracturados sanan por sí solos con el cuidado apropiado en el hogar. La curación completa puede tardar de cuatro a seis semanas, aunque la mayor parte del dolor y la hinchazón desaparecerán en pocos días. Eso sí, la consolidación de los huesos no se hace patente en las radiografías hasta transcurridas seis o siete semanas.
Según añadía el comunicado de la Casa Real, la recomendación médica en el caso de la reina Letizia incluye aplicar hielo y descanso, pero especifican que su voluntad es mantener su agenda prevista de actividades, aunque deberá hacerlo con ese calzado tan poco habitual en ella.
Mientras que Felipe VI, tras un tiempo llevando una férula rígida, debió pasar por quirófano en octubre para ser intervenido de su muñeca izquierda tras sufrir una lesión en un partido de pádel, son los pies el auténtico talón de Aquiles, nunca mejor dicho, de la reina Letizia.
La madre de Leonor y Sofía está aquejada desde hace años por una metatarsalgia crónica, que es el nombre científico que tiene el dolor en la bola del pie. Esta dolorosa enfermedad afecta los metatarsianos, los huesos que conectan los huesos del tobillo con los dedos de los pies, y no solo limita su día a día, sino también su actividad institucional.
Letizia luciendo unas cómodas zapatillas de deporte. /
Los entrenamientos intensos, el exceso de peso, el uso continuado de zapatos altos y estrechos son algunas de las causas que pueden provocar la metatarsalgia. Para tratar y prevenir esta enfermedad, los expertos recomiendan usar siempre un calzado adecuado o plantillas para aliviar el dolor. El último recurso para resolver la metatarsalgia es la cirugía.
Esta afección se ve agravada en doña Letizia por su neuroma de Morton, que consiste en la irritación o engrosamiento de uno de los nervios de la planta del pie, que son los que dan sensibilidad a los dedos, y se da principalmente en la cuarta o quinta década de la vida de las mujeres. Se detecta con una ecografía o una resonancia y puede ser del tamaño de una lenteja o más grande, como un garbanzo. Se puede combatir con plantillas especiales, antiinflamatorios o terapias físicas.