Cualquiera puede poner una mesa con la intención de que sea meramente funcional, de hecho, lo hacemos casi todos los días. Sin embargo, hay ocasiones, como en las próximas fiestas que no esperan, en que deseamos que nuestra mesa tenga un plus de estética, cuidado y amor, un extra de atención que muestre lo felices que somos por poder recibir y celebrar, un año más. Por desgracia, el arte de poner la mesa no siempre ha podido pasar de generación en generación, y podemos repetir una y otra vez los mismos errores, sin advertir que lo son.
Usar un mantel muy grande o muy pequeño. Cualquier esfuerzo que hagamos por disponer adecuadamente nuestra mesa quedará totalmente eclipsado por un mantel de tamaño inadecuado. Lo suyo es que cuelgue entre 25 y 38 centímetros de todos los lados, si la cena es formal. Si es informal, basta con 25.
Poner velas perfumadas. Por muy bien que huelan, la combinación entre el perfume y los aromas de los platos no va a funcionar. Si te empeñas en encender velas aromáticas, que no salgan del baño.
Usar arreglos florales muy altos. Si los comensales no pueden verse entre ellos, ¿cómo van a mantener una conversación? Una de dos: o usas centros bajitos o sacas las flores altas fuera de la mesa a la hora de sentarse.
Saturar la mesa. Seguramente nos apetece todo utilizar todas esas piezas de porcelana que no tenemos la oportunidad de usar todos los días. Sin embargo, debemos controlarnos. Tanta cosa encima de la mesa termina siendo un estorbo.
Olvidar items cruciales. Se trata de seleccionar lo que has de utilizar, repasando cada uno de los platos. Lo más habitual es que se nos olvide, por ejemplo la cuchara sopera, y terminemos usando la de todos los días que está más a mano en vez de la de la cubertería de gala.
Confundir el lugar de la servilleta o las copas. Las servilletas han de situarse enrolladas o dobladas encima del plato. Si las prefieres a un lado, que sea el izquierdo. Las copas se colocan siempre al lado derecho, por encima del cuchillo y la cuchara, de manera que la de agua quede más cerca del centro del plato y las de vino, a su izquierda.
Si vas a poner pan... Colócalo en un platillo, con su correspondiente cuchillo para untar si además incluye mantequilla, en el extremo superior izquierdo del espacio dedicado a cada comensal.
Y no olvides la dirección de los cubiertos de postre. Se colocan, como ya sabrás, por encima del plato, paralelos al filo de la mesa. La cuchara de postre mirando a la izquierda y el tenedor pequeño, a la derecha.
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