«Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla / y un huerto claro donde madura el limonero», relaba Antonio Machado en su Retrato, uno de sus poemas más célebres. Pero los limoneros, los naranjos y demás árboles frutales no solo se cultiban en los huertos claros y en los patios de Sevilla.
Al igual que los geranios o las hortensias , los frutales son una de las plantas más deseadas para ver crecer en nuestros hogares. Por su frescura, por su preciosa floración, por su aroma inigualabre. Y precisamente de limoneros, naranjos, manzanos, perales o cerezos venimos hoy a hablar aquí.
Lo primero que debes saber es que, aunque a priori, cuando pensamos en plantar un árbol consideramos que es necesario tener un gran terreno para cultivarlo, la mayoría de variedades de frutales también pueden sacarse adelante en espacios más reducidos, como pequeños huertos urbanos, jardines e, incluso, en las terrazas.
Ya sea en la tierra directamente o en una maceta, los expertos coinciden en que algunas de las variedades frutales más habituales son poco exigentes en sus demandas, ya que se trata de árboles con una increíble capacidad de resistencia, aunque debemos prestar atención a sus necesidades específicas.
Eso sí, hay algo en lo que casi todos los frutales coinciden y es que necesitan un buen drenaje y el dónde colocarlos (es decir, su ubicación) es clave: por lo general, a este tipo de árboles no les sienta bien estar expuestos en exceso al viento ni a las fuertes corrientes.
Sus bellas flores lo hacen muy popular, así como sus deliciosos y coloridos frutos. Pero es que, además, el manzano es probablemente el árbol frutal más fácil de cultivar. Eso sí, necesitarás plantarlos siempre con otro manzano cerca para poder polinizar, tendrás que ubicarlo en un lugar en el que reciba entre seis y ocho horas de sol al día y necesita frío durante el invierno. Además, debes tener en cuenta que si lo plantas en maceta, su crecimiento será más moderado
Al igual que el manzano, el limonero también precisa de otro 'compañero' cerca para poder dar frutos y es fundamental que reciban mucho sol. Según recomiendan los expertos de Verdecora, el limonero necesita de «un sustrato específico para cítricos, de carácter permeable y con la acidez adecuada, y un drenaje eficaz». Además, es más sensible al frío, así que durante el invierno es necesario protegerlo de las heladas, especialmente por las noches.
La aparente delicadeza de sus flores no se corresponde a su resistencia, ya que el cerezo no solo es precioso, también es relativamente fácil de cultivar, ya que no sufre demasiado con las inclemencias del tiempo. De hecho, está más indicado para climas fríos y dará más y mejores frutos cuando ha estado expuesto a esas bajas temperaturas. En este caso, eso sí, no suele darse bien en macetas.
El inconfundible olor de sus maravillosas flores de azahar nos transporta de forma automática al Mediterráneo en estado puro. Quizá por eso, el naranjo es uno de los árboles frutales favoritos para cultivar tanto en exterior como en interior. La mejor época para plantarlos es la primavera, ya que no toleran las heladas ni los climas muy fríos, y deben estar orientados al sol, pero protegidos del viento. Necesitan gran cantidad de agua, sobre todo entre la primavera y el otoño.
Aunque menos popular que su «hermano mayor», el naranjo, el mandarino es un árbol frutal que nos dará muchas alegrías y, con los cuidados precisos (y bastante sencillos) deliciosos frutos. Es apto para macetas, resiste bien el frío y no le afectan en exceso los cambios de temperatura. Eso sí, precisa de un riego habitual para garantizar que su sustrato siempre está húmedo.
20 de enero-18 de febrero
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