La elección del mobiliario es decisiva para el conjunto final y la atmósfera. Siempre es mejor utilizar pocos muebles, pero con peso específico, y mezclar sofás rectos con butacas curvas (o viceversa), mesas de madera y metal con otras de piedras naturales, y piezas de diferentes épocas.
Salón con techo de roble. Las vinotecas son de Gaggenau; las butacas están tapizadas en algodón de Nobilis y la mesa, de bronce y cristal, es un diseño de Fabré-Fauquié. Abajo, papel Josephine de Nobilis.
Da frescura a los interiores con elementos naturales: flores, centros, plantas, conchas (si estas en la playa) o troncos (en la montaña). Combina jarrones de distintas formas y texturas.
Es importante incorporar el vestidor al baño o la cocina al comedor, uniendo exterior e interior para conseguir más amplitud visual. Este vestidor está acabado en cobre, cuero y cristal gris ahumado, y los lavabos son de latón. La lámpara del techo es de alabastro.
El matrimonio de los interioristas Blanca Fabré y Alejandro Fauquié forma uno de los tándems más prestigiosos de nuestro país.
La arquitectura clásica se suele regir por líneas rectas que estructuran los espacios. Una fórmula elegante y efectiva para dar movimiento y jugar con la distribución es crear sinuosas curvas. En este comedor, lo han conseguido mediante las columnas. La lámpara es de Rick Tegelaar; las sillas, de Jean Royère, están tapizadas en lana; y la mesa es un diseño de Fabré-Fauquié.
En una casa clásica, opta por piezas abstractas que contrasten. Cuadros y esculturas son un must y en este interior han optado por las dos. El sofá en ante y la lámpara de techo escultórica son de Hervé van der Straeten.
Para crear espacios elegantes y cultos es imprescindible recurrir a los libros como elemento decorativo, tanto organizados en bibliotecas de obra como sobre una mesa auxiliar. En las librerías se pueden colocar también pequeñas esculturas, velas o cajas.
No hay que confundir modernidad y frialdad: el lujo debe ser confortable. El sofá es de Fabré-Fauquié, tapizado en lana de Pierre Frey, y la mesa de nogal es de T. H. Robsjohn-Gibbings.
Para dotar a un espacio de sofisticación y personalidad, es imprescindible jugar con el color. Es mejor utilizar una paleta neutra, distribuyendo toques de color en puntos estratégicos, que aportan vivacidad al espacio.