Si algo hemos aprendido con la pandemia es que en casa se trabaja muy bien, pero lo cierto es que el confinamiento nos cogió desprevenidas. La gran mayoría de nosotras no teníamos un espacio dedicado sólo al teletrabajo y tuvimos que apañarnos con lo que pudimos, pero ahora tenemos el tiempo y la motivación suficientes para montarnos nuestro propio despacho en casa. Y si además tienes la grandísima suerte de tener una casa grande con una habitación infrautilizada, que sólo usas cuando se queda gente a dormir en casa o como rincón de almacenaje, puedes aprovecharla para crear ahí tu rincón profesional.

Lo primero que tienes que hacer es dejarla completamente vacía. No intentes aprovechar las cosas que tenías guardadas porque eso interferirá en lo que realmente quieres conseguir. Para trabajar, lo que inicialmente necesitas (además de tu ordenador) es un escritorio, una silla, estanterías y cajoneras, todo lo demás es accesorio. Así que una vez tenemos las paredes desnudas, comienza eligiendo el color de las mismas. Lo mejor son los colores neutros, para que la creatividad pueda fluir. Aunque pueda parecerte una tontería, los colores estridentes en las paredes pueden distraerte.

Coloca el escritorio de tal forma que la luz del sol entre en la habitación por tu izquierda si eres diestro y por tu derecha si eres zurdo. Jamás coloques el escritorio de espaldas a la ventana, ya que su reflejo te deslumbrará, ni justo debajo de la misma, ya que puede resultarte complicado mirar después hacia la pantalla de tu ordenador. Dependiendo del estilo que decidas para tu despacho, podrás elegir tu tipo de mesa ideal, pero nosotros nos decantamos por una de diseño minimalista, que no monopolice la estancia. Echa un vistazo al escritorio en madera de pino y abeto Baldri de la marca Sklum (149,95 euros), que con su diseño sencillo pero robusto, satisface todas las necesidades de un buen despacho. Incluso tiene dos cajones, para que puedas guardar algún elemento de papelería, aunque no lo consideramos especialmente relevante, puesto que otro elemento a tener en cuenta en un buen despacho es una cajonera independiente.

Qué muebles necesitas para montar un despacho en casa: escritorio minimalista de Sklum (149.95 euros). / sklum

La silla es otro de los puntos indispensables en una buena zona de trabajo. Este va a ser el único elemento en el que el diseño queda supeditado a la funcionalidad, puesto que la silla, ante todo, debe ser cómoda y ergonómica para que tu espalda no sufra en exceso. Pero estética y funcionalidad no tienen por qué estar reñidas y puedes encontrar en el mercado una amplia variedad de sillas de trabajo que queden ideales en tu nuevo despacho y, además, sean cómodas. Por ejemplo, puedes echar un vistazo a la silla Matchpel, de IKEA (149 euros), que queda genial con los escritorios de corte nordico pero que, a su vez, tiene un diseño pensado para que se adapte a la curvatura de tu espalda y tu cuello quede apoyado por completo.

Silla ergonómica de despacho de IKEA (149 euros). / ikea

El almacenaje también es importante en un despacho, aunque sería recomendable que sólo tuvieses a la vista lo necesario para realizar tu trabajo, para que no acabes convirtiéndolo en un trastero. Por ello, recomendamos unos estantes de pared, si no necesitas demasiado material, o una pequeña estantería en el lateral opuesto a tu entrada de luz natural. Al otro lado, coloca una cajonera o la típica estantería CALLAX de IKEA con cestas para guardar tus documentos.

La decoración ya corre de tu cuenta, pero recomendamos láminas no demasiado estridentes para la pared que queda frente a tu mesa, para que tu atención no se desvíe hacia ellas. ¡Ah! y no te olvides de dejar espacio en tu estantería para un par de plantas naturales para conseguir un espacio más verde y sano en tu oficina en casa.

A grandes rasgos, con esto ya estaría pero claro, no todos vivimos en mansiones y es probable que tu despacho también tenga que utilizarse en algunos momentos como habitación de invitados. Si es tu caso, aconsejamos que optes por un sofá cama antes que por una cama normal, ya que quita menos espacio y lo puedes utilizar para relajate entre informe e informe. Si lo cubres con una funda blanca o en tonos neutros, lo llenas de cojines y pones al lado una pequeña mesita auxiliar, has combinado a la perfección la funcionalidad de una habitación extra con tu pequeño rincón de lectura y esparcimiento.

¿Ves como no era tan difícil?

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