Ya has elegido el estilo decorativo que quieres para tu casa, lo has llenado todo de piezas de macramé o le has dado un toque ecléctico de piezas antiguas combinadas con muebles modernos, has decorado tu salón con cuidado para no caer en los típicos errores... pero miras a tu hogar y le sigue faltando algo. Ese toque de hogar que tenían las casas de nuestra infancia... ¿no serán las plantas? Por supuesto que sí. Las plantas de interior nos transmiten tranquilidad, una sensación de paz y de armonía que no podríamos conseguir con ningún otro elemento. Pero tranquila, que si eres una genocida de plantas también puedes aprovecharte de sus beneficios (estéticos y para la salud) si las eliges bien y sigues nuestra guía para mantenerlas con vida.
Las plantas son seres vivos y necesitan sus cuidados específicos. Por muy agradable que sea tu hogar para ti y tu familia, es posible que el entorno adecuado para los humanos no lo sea para ellas. Tranquila, porque las plantas hablan su propio idioma y si se sienten mal, te lo dirán a traves de su color y su forma. Apunta los conceptos básicos:
- Todas las plantas requieren luz: es así, si vives en un sótano lo vas a tener más difícil. Aún así, si no tienes demasiada luz en tu casa puedes optar por plantas de hojas oscuras o helechos, que son las que menos luz necesitan, pero busca el sitio de tu casa donde más luz natural vayan a tener. Si no tienen luz suficiente, te lo dirán cambiando el color de sus hojas a amarillo y sus tallos se alargarán más de lo normal.
- Temperatura: las plantas de interior no llevan bien los cambios bruscos de temperatura, por lo que es mejor no colocarlas cerca de un radiador o un aparato de aire acondicionado.
- Ni mucha ni poca agua: una de las razones más frecuentes por las que las plantas interiores mueren es por exceso de agua. Queremos cuidarlas tanto, que las ahogamos a las pobres. Fíjate en la tierra, debe estar húmeda, pero no empapada ni con barro.
- Vaporiza agua sobre las hojas: si el aire es más seco de lo normal, la planta necesitará más agua. Humedece las hojas con un vaporizador muy fino para proporcionarles bienestar. Otra forma de hidratar la planta es sumergir la planta en agua unos minutos para que absorva la cantidad necesaria pero recuerda deshechar el agua que quede en el plato, porque si no la absorve la planta es que no la necesita.
- Limpia las hojas: las hojas de las plantas interiores se ensucian y el polvo las vuelve opacas. Para limpiarlas, se sugiere frotarlas con un paño humedecido con unas gotas de glicerina. La glicerina impide que el polvo se adhiera a las hojas y quedarán brillantes.
- Abono: se trata de un alimento indispensable, especialmente cuando han pasado mucho tiempo en la misma tierra. El sustrato se empobrece, las reservas se agotan y la planta sigue necesitando nutrientes (sobre todo en épocas de floración).
- Atención a los hongos y plagas: es necesario estar atento a la aparición de manchas en las hojas o a la presencia de pequeños insectos para intentar atajar el problema.
Cualquier estancia de la casa es buena para colocar plantas, ya que purifican el aire y aportan oxígeno al ambiente, pero es conveniente no pasar por alto algunas cuestiones prácticas, como la cantidad de luz que recibe cada habitación y la temperatura que hace para elegir en base a estas condiciones. Lo ideal es aprovechar los rincones y esquinas de tu casa cerca de una ventana o una luz directa, pero si quieres aprovechar las esquinas de casa con menos luz, como los pasillos o los descansillos de las escaleras, opta por los helechos o la palma rafia.
Las plantas que mejor se adaptan a espacios de interior como el salón y que no necesitan muchos cuidados son, por ejemplo, los potos, la cinta, la monstera, los ficus o las suculentas. Las plantas trepadoras como las hiedras también son perfectas si las colocas en estanterías altas o en maceteros colgantes. Por lo general, ni necesitan mucha luz ni mucha agua. De hecho, con regarlas una vez a la semana o cada dos, será suficiente.
¿Y para la cocina? Sin lugar a dudas, las plantas adecuadas para la cocina son las aromáticas. Debes colocarlas entre dos ventanas y sin sol directo. La albahaca, la menta, el perejil, romero, cebollino, orégano, salvia, lavanda, cilantro, tomillo... Además de embellecer la cocina e impregnarla de ricas fragancias, su uso aportará una dosis extra de energía nutritiva a cada plato.
En contra de la creencia popular, no pasa nada por tener plantas en el dormitorio ya que ni absorben tanto oxígeno como pensamos ni emiten tanto dióxido de carbono. De hecho, no sólo son un elemento decorativo ideal, sino que pueden ayudarte a dormir mejor, como la lavanda, las gardenias o el jazmín. Si lo que quieres es purificar el aire, apuesta por la hiedra, el aloe vera o la sansevieria, que emiten oxígeno al tiempo que lo absorben.
¡Hasta en el baño puedes decorar con plantas de interior! Debes elegirlas bien, ya que estos lugares suelen tener poca luz y mucha humedad. Una planta ideal para tener en tu baño puede ser el Espatifilo, el potus, el filodendro o incluso las orquídeas, si lo que te gustan son las flores. Todas ellas son plantas resistentes que necesitan mucha humedad, por lo que el baño es el lugar ideal para ellas.