Uno de los grandes problemas de las lectoras empedernidas es dónde y cómo colocar todos los libros que pasan por sus manos. Ya sean aquellos que te regalan o los que compras aún sabiendo que tienes una larga lista por cumplir, los libros son parte de tu vida y de tu casa. Para que la convivencia con tu afición no sea conflicitiva, te proponemos los mejores trucos para ordenar tu librería de forma fácil y estética para que tu pasión no suponga un problema de espacio.
La forma más coherente de organizar una librería consiste en tener localizado en todo momento todos los libros que tienes. De esta manera podrás acudir a ellos cada vez que los necesites sin perder la cabeza buscándolos. Para ello, sírvete de los hábitos de lectura a los que estés acostumbrada y al uso que le des a tus libros para que el orden establecido sea lo más duradero posible en el tiempo.
Las expertas en orden recomiendan dejar a la mano los libros que más se utilizan. Bien sea porque estás inmersa en su lectura o porque te guste recurrir a ellos, esos libros que son fundamentales en tu día a día deben estar lo más cerca de ti posible. Incluso se recomienda que aquellos que estés leyendo en el momento queden fuera de esta librería para que recurrir a ellos no suponga una pérdida de tiempo extra en su búsqueda.
Pero antes de empezar a colocar, tienes que enfrentarte a la criba y al descarte. Admítelo: no todos los libros que tienes en tu casa son imprescindible. Algunos han pasado sin pena ni gloria por tu vida y lo única que hacen es ocupar espacio. Es por ello que el primer paso que debes dar pasa por la selección de todos aquellos libros que no quieres conservar y que suponen un estorbo en este método.
Es recomendable que esta revisión se realice de forma periódica y que se establezca un mecanismo de los libros que entran por los que salen. A medida que te vayas encontrando con ejemplares fácilmente descartables, puedes ir buscándoles una vida mejor y dejar ese espacio libre para otros descubrimientos.
Una vez hecho este descarte, es momento de ponernos manos a la obra. Tres cosas son claves a la hora de colocar una librería: armonía visual, orden y pragmatismo. En el fondo de tu librería puedes poner esos libros que son importantes, que tienen valor sentimental o que piensas que serán útil en algún momento de tu vida, pero que por el momento no necesitas tener a la mano. En la parte delantera y más accesible, todos aquellos que sabes que son más recurrentes y que, por tanto, necesitas tener a la vista.
Con este criterio como base, son numerosas las técnicas que puedes emplear. La más recomendada consiste en ordenar los libros por temática y, dentro de esto, por orden alfabético (preferiblemente del título, pues no siempre recordamos al autor). De esta forma te garantizas localizar el libro que buscas de un vistazo. Las novelas, los libros académicos o los poemarios tienen cada uno su espacio asegurado y tú sabrás dónde ir a por cada uno.
Para asegurar la armonía visual existen otras técnicas compatibles con la anterior. Un ejemplo de ello es el orden por tamaño. Si los ordenas de mayor a menor tamaño aseguras ese equilibrio estético en forma de escalera que incrementa la sensación de orden en la estancia donde descansen tus libros.
El orden por colores también es muy habitual y con resultado muy estético. Si bien es cierto que puede que no sea la solución más práctica, sí que asegura un equilibrio cromático que llenará la habitación de alegría y paz. Si te decantas por esta opción, asegúrate primero de clasificarlos por temática, uso o género para no romper ese orden con el caos de la búsqueda.
Si quieres rematar el trabajo y darle un toque aún más personal y decorativo a tu librería, acompáñala de otros elementos ornamentales que complementen la estancia. Un jarrón, una vela, un marco de fotos o una figura decorativa son algunas de las mejores opciones para conseguir una librería digna de las mejores cuentas de Instagram de decoración.