Los millennials ya han alcanzado la treintena y, aunque con muchas dificultades (y en ocasiones teniendo que compartir piso), han creado sus propios hogares. Esto empieza a reflejarse en las tendencias de decoración, que pasan por personalizar muebles baratos y fusionar lo vintage con las vanguardias.
Se trata de una generación que suele decantarse por el alquiler. No solo por motivos económicos, sino también por un cambio de mentalidad con respecto a sus padres. Pero esto no le impide dejar su huella en la decoración. Y es que, aunque sea temporal, es importante sentir que tienes un espacio que te pertenece.
Son hijos de la globalización y eso ha tenido un impacto en sus gustos. Conocen de cerca otras culturas y no dudan en tomar de ellas ideas para sus hogares. También están muy influenciados por las redes sociales, que fomentan el culto a la imagen. Por ello buscan crear rincones que estén a la altura de Instagram.
Quizá por este motivo han dejado atrás el minimalismo para crear espacios que sean acogedores y alegres. Lo consiguen a través de colores cálidos, como el amarillo o el naranja. Otro detalle que les encanta es el papel pintado. Suelen elegir diseños alegres. De esta forma, consiguen estancias frescas y actuales pese a que los muebles sean de estilo vintage.
Pero la estética no es lo único que les importa. La sostenibilidad es crucial para ellos. Esto se refleja en cada detalle, empezando por la iluminación: buscan casas donde haya mucha luz natural. La otra clave son los materiales. Les encanta la madera, ya que aporta mucha calidez. La usan en todas las estancias (incluso el cuarto de baño), pero debe provenir de fuentes sostenibles.
Es por ello que muchas veces optan por muebles reciclados. Esto les permite, además, darle un toque único a la decoración, mezclando elementos actuales con otros más antiguos. Incluso si las piezas son nuevas, procuran elegir materiales naturales y ecológicos, como el mimbre o la cuerda.