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Electrofitness: ¿fatiga saludable?

Electroestimulación integral, biotraje o, simplemente, "el chaleco". Aplicar descargas para contraer los músculos mientras entrenamos es la última moda. Pero puede ser más peligroso de lo que parece.

La electroestimulación y sus perjuicios. / Fotolia

Silvia Vivas
Silvia Vivas

Si Usain Bolt lo usa, tan malo no será. Y con este argumento los españoles nos hemos lanzado a ponernos el famoso chaleco que contrae nuestros músculos vía descarga eléctrica. El objetivo de lo que, en principio, suena como una tortura medieval, es ponerse en forma realizando solo 20 minutos de ejercicio semanal. Solo por la promesa de resultados milagrosos como este, deberíamos haber desconfiado del sistema. Pero no lo hemos hecho, y los primeros estudios sobre electrofitness han comenzado a aclarar nuestras dudas.

¿Mejor que el ejercicio convencional?

La electroestimulación (EMS) tiene como objetivo la contracción muscular utilizando impulsos eléctricos de baja y media frecuencia. Estos impulsos son generados por el electroestimulador y se transmiten a los músculos mediante electrodos para generar una contracción muscular. Nada nuevo bajo el sol. De hecho, si has ido alguna vez al fisioterapeuta ya habrás sentido en tus contracturas esas molestas descargas. La novedad es que ahora esos impulsos eléctricos se aplican en individuos sanos, en todo el cuerpo a la vez y mientras se hacen abdominales a buen ritmo bajo la promesa de que es más eficaz hacer ejercicio con este tipo de chaleco que sin él.

La cuestión es que, a lo vista de los primeros estudios que han comparado ambos tipos de actividad física, esta información no se sostiene. Un ejemplo: según una investigación desarrollada en Alemania con mujeres sedentarias que usaron esta tecnología, solo perdieron un 1% de grasa tras un año de utilización. Un resultado apenas perceptible. Pero hay más.

"Se ha documentado una mejora en la fuerza y potencia muscular no superior a la que se obtendría con entrenamiento convencional bien planificado. Tampoco se ha observado mejora en otras promesas, como la pérdida de peso, de grasa localizada o de celulitis. En EE.UU. está prohibido la utilización de este tipo de promesas en la publicidad de las marcas y servicios de electroestimulación muscular porque la FDA la ha considerado publicidad engañosa", explica Guillermo Alvarado, director de Performa Entrenadores Personales de Valencia. Pero el biotraje puede dar más problemas que el de no cumplir sus promesas.

El daño muscular masivo puede causar problemas renales agudos.

Riñones en peligro

Machacar nuestros músculos tiene consecuencias. Una planificación imprudente de la sesión, que no tenga en cuenta la condición física del sujeto, su nivel de experiencia, edad y posibles afecciones puede provocar una sobrecarga. Y esas sobrecarga se materializa en un nombre científico, rabdomiolisis; tiene una víctima (nuestros riñones) y según un estudio publicado en el Clinical Journal of Sport Medicine, puede aparecer tras practicar una única sesión de electrofitness.

"En la literatura científica está documentado que, ante una misma intensidad de ejercicio, existe mayor daño muscular usando electroestimulación que con contracciones naturales", explica Alvarado. El daño muscular masivo, que se puede confundir con unas temibles agujetas, puede ser responsable de fracasos renales agudos. "Si aquellas personas que han sufrido alto dolor muscular tras una sesión de electrofitness hubieran acudido a un hospital, en lugar de pensar erróneamente que era una muestra de efectividad del sistema, se habrían encontrado con un diagnóstico de rabdomiolisis severa y su posterior ingreso", concluye el experto.

Casos especiales

¿Debemos entonces quemar nuestro bono de 10 sesiones y olvidarnos de las descargas? De momento, para la ciencia este tipo de actividad solamente ha resultado más conveniente que el ejercicio tradicional bien planificado y ejecutado en aquellos casos en los que esta última opción no es posible en absoluto.

Un ejemplo claro sería el de individuos encamados que requieren un trabajo de acondicionamiento neuromuscular para frenar su deterioro. "En el resto de casos, el riesgo no compensa el beneficio", concluye Alvarado. Y recuerda. Caminar una hora al día cuenta con una vasta bibliografía científica que avala su capacidad para mejorar la calidad de vida, mientras que la electroestimulación muscular integral, electrofitness o biotraje apenas cuenta con bibliografía que respalde su capacidad para mejorar nuestra salud. Y además, Usain Bolt tampoco ha dejado de entrenar por mucho biotraje que luzca en Instagram. Por algo será.

Cuándo no practicarlo

La actividad física con EMS está contraindicada en embarazadas, después del parto (durante seis meses si es parto vaginal con episiotomía y durante nueve meses si se ha sufrido una cesárea) y en el periodo de lactancia. Además, tampoco pueden practicarla aquellas personas que no pueden usar electroestimulación local al ser una versión más agresiva de la misma tecnología.

Por lo tanto, no pueden usar biotraje los sujetos que sufren epilepsia, tengan un marcapasos o cualquier cardiopatía severa, problemas de circulación, hernias de abdomen o inguinales, perturbaciones neurológicas, tendencia a sangrar, enfermedades e irritaciones de la piel, enfermedades que afecten al metabolismo muscular (como diabetes o hipertensión), niveles altos de ácido úrico, alteraciones metabólicas, patologías inflamatorias (artritis o artrosis), así como cualquier miopatía que facilite el daño muscular.

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