Te damos una 'mini' lista de excusas para no ir al gym. Han sido validadas por entrenadores profesionales que a pesar de que nunca lo reconocerán en público, en privado admiten que no se puede ser siempre un talibán de los entrenamientos. La mala noticia es que son solo seis:
1. Te sientes fatal y muy cansada. El cuerpo es sabio y siempre vale la pena escucharlo. Si crees que puedes permitirte una actividad ligera, entrena, pero si crees que lo mejor es quedarte en el sofá no te sometas a más estrés. Descansa y mañana será otro día.
2. Estás lesionada. No importa los cuidados que tengas si entrenas regularmente acabarás por tener alguna lesión. No hay drama pero es el momento de tomarte un día o dos de descanso, pide consejo y asegúrate de no agravar la lesión con más entrenamiento. Por ejemplo, si la espalda te da problemas ejercita las piernas o los abdominales hasta que la lesión esté superada.
Si has sufrido una lesión en el gimnasio es recomendable que te des un descanso y dejes de entrenar. Es el único modo de mejorar y volver a tu rendimiento habitual. Si no das a tu cuerpo el tiempo que necesita para recuperarse solo estarás complicando la situación y a largo plazo necesitarás más tiempo para volver al gimnasio. También puedes modificar tu rutina de ejercicios por otra que no impacte en la zona dañada, pero esto tendrías que diseñarlo con tu médico y un entrenador personal para asegurarte de que estás haciendo lo adecuado.
3. Estás demasiado ocupada. Si tu agenda está a reventar no es una excusa suficiente para no entrenar, pero quizás debas cambiar de estrategia y en lugar de intentar sacar tiempo para acercarte al gimnasio, probar con algún método de ejercicios de alta intensidad por intervalos que suelen durar entre cinco y siete minutos, el más conocido de ellos es el método Tabata . Físicamente habrás cumplido pero además esos minutos te ayudarán a desconectar del estrés de trabajo Volverás con más ganas.
4. Estás resfriada o tienes gripe. Si tu intención es ir moqueando al gimnasio, lo mejor es que te quedes en el sofá bajo la manta, sobre todo si tienes fiebre, dolor de garganta y sientes que tus pulmones están congestionados. Entrenar con fiebre te hace más vulnerable a la deshidratación y no ayuda a mejorar tu estado general de salud. Lo mejor es que permitas al organismo que se concentre en su curación.
5. Has acabado de correr una maratón. Si has completado una competición muy dura tu cuerpo necesitará descansar. Puede que tus endorfinas estén disparadas y creas que puedes seguir esforzándote, pero créeme que lo mejor que puedes hacer es saltarte el gimnasio y quedarte en casa.
6. No has dormido bien en toda la semana o tienes 'jet lag'. En ambos casos, el ejercicio solo servirá para agotarte más. Además, la falta de sueño aumento tu apetencia por alimentos calóricos que te harán engordar. Lo mejor es que intentes dormir y que vuelvas a l gimnasio cuando el cerebro esté más descansado. Además, cuando estás realmente agotado tampoco estás en condiciones de entrenar a plena capacidad y corres el peligro de sufrir lesiones.
20 de enero-18 de febrero
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