Para mejorar la salud es necesario hacerlo desde diferentes frentes. Por ello, es clave una concepción holística, global, de nuestro estilo de vida. El ejercicio en sus diferentes variantes, una alimentación sana, un descanso apropiado, la gestión del estrés o una vida social satisfactoria son algunos de los componentes de ese concepto. Desde el punto de vista del entrenamiento deportivo, vamos a ver a continuación los mejores ejercicios para abordar una gestión integral de la salud y el rendimiento, así como las mejores pautas de alimentación para conseguirlo.
Un entrenamiento integral debe incluir los siguientes aspectos: mejora de la fuerza, resistencia cardiovascular, postura, estabilidad, flexibilidad y agilidad. Para abordar todos estos factores, no disponemos de un único método, así que tendremos que utilizar diferentes estrategias.
La mejor estrategia es realizar circuitos que incluyan ejercicios variados, con pesas, poleas, elásticos y autocargas. El trabajo de fuerza va a propiciar mejoras en nuestra salud relacionadas con el aumento de la densidad ósea, la regulación hormonal del organismo, la estabilidad en las articulaciones, el incremento del metabolismo...
Es interesante combinar estrategias como el HIIT (High Intensity Interval Training) con métodos como la carrera continua. El objetivo es dar diferentes estímulos a nuestro sistema cardiovascular. Para ello, podemos utilizar deportes, como la natación, el running, el ciclismo o emplear elípticas, remos o circuitos de entrenamiento que incluyan ejercicios con saltos y grandes grupos musculares. Estos ejercicios contribuirán a un mejor control de la grasa corporal y a la regulación hormonal, así como a una mayor capacidad para aguantar esfuerzos durante tiempo prolongado.
Estos componentes del bienestar físico podemos trabajarlos con métodos de entrenamiento como el pilates o el yoga. En ambas disciplinas buscamos colocar de forma adecuada los segmentos corporales, con el fin de mejorar sus prestaciones en cuanto estabilidad, movilidad y agilidad. Estás mejoras permiten retrasar el envejecimiento y prevenir lesiones.
Llena tu nevera y tu despensa con productos naturales y elimina los que sean muy procesados.
Intenta que tu alimentación sea lo más variada y equilibrada posible. Para ello, debe estar basada en verduras, cereales integrales, legumbres, frutas, carnes magras, huevos y pescados (especialmente azules).
Selecciona los cortes de las carnes de ternera o cerdo que menos grasa tengan.
Regula la ingesta calórica en función de tu actividad física diaria.
La mejor forma de hidratarse es bebiendo agua. Desecha las bebidas que posean azúcares añadidos.
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