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¿Nunca has tenido ningún problema para perder peso (pero sobre todo, mantenerte) y ahora la báscula no marca a tu favor? El típico, ¿haces una dieta, ejercicio y no adelgazas? Hay una razón científica que lo explica: conforme nos vamos haciendo mayores, nuestro cuerpo no responde igual cuando nos proponemos quitarnos esos kilos de más.
Los años pasan y aunque no lo queramos aceptar, una persona sin ningún tipo de afección, de media, engorda de uno a dos kilos al año, según un estudio publicado en marzo de 2013 por la Agencia de Investigación por el Bienestar y la Calidad. Uno o dos kilos más puede que en principio, no parezcan mucho, pero en diversos casos una subida continua de peso puede acarrear obesidad o sobrepeso.
No todo el mundo engordará conforme van pasando los años, ya que el peso está altamente influenciado por la genética, la actividad física y la alimentación. Pero tenemos una mala noticia: la edad influye muchísimo en la pérdida de peso y te preguntarás, ¿por qué?
Los años pasan y los músculos lo notan. No hay duda que la masa muscular no es la misma y a medida que el tiempo corre, esta va disminuyendo. La cantidad de músculo que tenemos empieza a descender desde un 3% hasta un 8% cuando llegamos a los 30 (siempre se ha dicho que una vez que llegas a los -ta no hay vuelta atrás). Este proceso, recibe el nombre de "sarcopenia", y puede deberse a que con la edad, infinidad de gente lleva un ritmo de vida mucho menos intenso o incluso, a enfermedades como la artrosis.
¿Por qué importa esta pérdida? Porque al haber perdido la masa, los músculos utilizan más calorías que grasa, por lo que llegado este momento, lo mejor es disminuir la ingesta calórica para compensar. Algo que rara vez se hace, por lo que el aumento de peso, está asegurado.
Tanto las mujeres como los hombres atraviesan cambios hormonales durante su vida. Las mujeres comienzan con la menopausia, que ocurre entre los 45 y los 55 (aunque depende de la mujer), lo que supone una caída brutal en los niveles de estrógeno, que favorecen el aumento de peso y un incremento de la presión arterial, el colesterol y la diabetes. Además, en los años previos a la propia menopausia, las fluctuaciones de estrógeno que llevan a este proceso hacen más difícil el recorrido. Como resultado, no solo es -casi- imposible deshacerse de los kilos de más, sino que se ganan.
Por otro lado, los hombres viven un bajada de testosterona cuando comienzan a sumar años, algo que interfiere en la distribución de la grasa, la fuerza y la masa muscular. En otras, palabras, el cuerpo está bombardeado por facotres que le impiden quemar calorías.
Esta pérdida de masa muscular ralentizará tu metabolismo, proceso altamente necesario, encargado de convertir las calorías en energía. Tener más grasa y menos músculo reduce significativamente la quema de calorías y eso, sumado a diferentes factores como el hipotiroidismo, tu tipo de cuerpo, tu sexo y tu edad, puede hacer que perder peso sea casi una odisea.
En el momento en el que alcanzas los cuarenta y los cincuenta, las probabilidades de que lleeves una vida mucho más sedentaria son muy probables. El horario de oficina se alarga, es muy probable que ni siquiera te tomes el tiempo para comer y lo hagas delante del ordenador y sacar tiempo para ir al gimnasio se hace cada vez más y más complicado. Así, se hace muy complicado perder peso. No hay duda.
Junto con la pérdida de masa muscular y la ralentización del metabolismo, los cambios que se producen a partir de los treinta años, como la maternidad, la vida en pareja o un trabajo que demanda mucho tiempo y esfuerzo son también causas clave de que perder peso sea poco probable.
Lo primero y más importante, vigila muchísimo tu alimentación. Olvídate del azúcar, los ultraprocesados y los alimentos perjudiciales para la salud. Ten en mente que eres lo que comes. Pero no solo eso, lo más recomendable es que disminuyas la ingesta de calorías, ya que conforme pasan los años, el metabolismo no funciona con la misma exactitud. No olvides el ejercicio, es más, haz especial hincapié en él ya que te ayudará a quemar calorías y mejorar el estado de tu masa muscular. Pero en el día a día también está la clave, muévete más e intenta mantenerte activa, y sobre todo, cuídate: mantente hidratada y duerme las horas necesarias. Escucha a tu cuerpo.
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