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Ha quedado claro que no hay fórmulas mágicas para que bajes de peso de la noche a la mañana. Ni pastillas, ni fajas reductoras, ni cremas, lo que hay que hacer es comer sano y ponerle más acción a tu vida.
Según explica en 'Prevention' Wickham B.Simonds, miembro de la Asociación de Medicina de Obesidad, el tejido adiposo es una especie de colchón que cubre las articulaciones, protege los órganos, controla la temperatura almacena vitaminas y también donde se acumula la grasa que nos sobra.
Podríamos decir que la grasa corporal se divide en dos: una esencial que nos ayuda a funcionar correctamente y otra que es perjudicial para nuestra salud. Este segunda grasa corporal, la que llamaremos mala, se encuentra dentro de la cavidad abdominal y alrededor de órganos como el intestino o el hígado y puede causar diferentes problemas cardiovasculares.
Como ya sabemos que no hay una fórmula mágica, así que la única manera de bajar de peso y hacerlo sostenible en el tiempo es ponerse a dieta y realizar ejercicio.
Pero no estamos diciendo que te pongas a régimen con la dieta de moda. Lo mejor que puedes hacer es invertir en tu salud y acudir a un nutricionista. Alguien que no solo te explique la importancia de llevar una dieta variada y sana, sino que también haga un seguimiento de tu dieta y prepare una dieta basada en tus necesidades.
Y en cuanto al deporte, no es necesario que te dejes la vida en el gimnasio. Lo que necesitas en moverte más, caminar más, bajar más escaleras, andar en bici. Los expertos recomiendan realizar unos 150 minutos de ejercicio de intensidad moderada por semana para un adulto promedio.
Y recuerda que lo importante es bajar grasa corporal, no de peso. Así que la báscula no es tu mejor amiga. Para saber si estás perdiendo grasa corporal puedes usar una cinta métrica y medir tu circunferencia abdominal, tomando el ombligo como base.