Hace unos años, era 'la sobrina de'. Hoy, Anabel Pantoja se ha convertido en un personaje con personalidad propia. En la televisión, donde forma parte del elenco de colaboradores de 'Sálvame' , pero también en las redes sociales , un espacio en el que va camino del millón y medio de 'followers' . Un contador que se disparó en plena primera ola de la pandemia, con todos confinados de manera estricta y ella amenizándonos: desde Canarias para el mundo. Por algo será. Algo tendrá.
Esto último es lo que pensaron en La fábrica de la tele (productora de varios espacios de Telecinco, entre ellos, 'Sálvame') y Ediciones Martínez Roca. Una llamada de sus jefes en medio de ese encierro obligado puso a Anabel en contacto con la editorial y, hoy, tenemos en nuestras manos 'El plan Sálvame para curvys'. Y eso que ella, en un primer momento, no estaba por la labor. No veía una obra suya colocada en las estanterías de las librerías de España.
"Yo me decía: 'Un libro a mis 34 años, ¿qué voy a escribir?'. Me explicaron que no era biográfico ni una novela, sino para contar cómo me sentía, qué hay que hacer cuando te da un bajón, mi actitud ante la vida, las Pantorecetas que le vuelven loca a la gente, los ejercicios que he enseñado en Instagram…", explica al otro lado del teléfono. "La idea, de primeras, no me convencía, porque no estaba segura de que la gente fuese a comprarlo", añade antes de mostrar satisfacción por, finalmente, dar el 'sí, quiero' (el único que ha podido dar por el momento, también por culpa de la Covid): "Es un libro que resumen mi confinamiento y mi manera de pensar".
Lo cierto es que, con el paso de los días de encierro, ella se vino arriba. ¿Lo mejor? Sin ningún tipo de pretensión. Porque ella es mucho más normal de lo que nadie imagine: "Yo no pensaba que la gente me iba a observar tanto. Fue espontáneo. Un día me puse a cocinar en directo mientras cantaba y otro día a hacer ejercicios con Patry Jordan con sus vídeos… Y así se fue haciendo viral todo lo que hacía, sin esperar esta acogida por parte de la gente".
Pero la gente la acogió con los brazos abiertos en el salón o la cocina de sus casas. Realizando estiramientos o uno de esos pucheros que nos enseña en las páginas de lo que ya es su debut editorial. Reconoce que, en el terreno de los fogones, la culpable de su mejoría ha sido Merche, su madre (a quien dedica, por cierto, el libro, por "haberme enseñado a ser quien soy"). "Como no me quedaba más remedio que llamar a mi madre porque estaba lejos, hacía videollamadas y me enseñaba a hacer pucheritos andaluces, ensaladilla, cocido… He aprendido muy, muy bien. Me mandó hasta la olla exprés desde Sevilla", cuenta a modo de anécdota.
Eso sí, lo suyo no es ni la alta cocina ni la fusión. En su dieta no falta de nada, pero todo son platos tradicionales: "Eso sí, no te voy a decir: 'He hecho un plato e verduras al vapor con no sé qué'. No, yo te hago unas albóndigas con tomate, una tortilla, un potaje. Que es lo que me gusta cocinar. Así me ayudo a no comer en la calle". Aunque añade: " Eso sí, el desayuno lo hago siempre fuera". Damos fe, porque mientras mantenemos esta conversación, ella remueve su Cola-cao y se toma sus tostadas de rigor sentada en una cafetería de esas Islas Canarias que le han ayudado, también, a mejorar su vida.
"Desde que me vine a Canarias , y sí que es verdad que me dan pereza los gimnasios, con mi chico que es deportista hago más ejercicio. Hago 'paddle surf', me voy a caminar, hago yoga…", explica, orgullosa de haber encontrado las actividades adecuadas a lo que le pide el cuerpo. Eso sí: que nadie la busque en un gimnasio, porque no se la va a encontrar. Gran Canaria a jugado a favor no solo de su movimiento, sino también a la hora de reducir el estrés y la ansiedad que, ella misma ha reconocido, han sido enemigos muy fuertes en los últimos años.
" Me vine al sitio adecuado, porque es donde estoy realmente feliz. Es un paraíso, una isla que es de lo más bonito que tenemos en España, y la gente no me molesta. La gente me ve por la calle como una más", dice con honestidad. Y con la tranquilidad que da el ritmo de vida isleño.
Y si el tema del ejercicio parece tenerlo controlado, lo que le causa más inconveniente es el tema de la dieta. Ya lo vimos en la pequeña pantalla, con ese reto que le propusieron para bajar peso con Pepitator ejerciendo de sombra incansable. " Lo que me cuesta más trabajo es cortar el pico, porque me encanta el dulce, las patatas fritas, la mayonesa… Lo paso mal, pero tampoco me va la vida en ello. Aunque debo reconocer que me pierde el chocolate", reconoce, aunque también pone de ejemplo su estancia en la casa de 'Solo/a', donde fue tentada con chocolate que fue capaz de ni tocar.
Más allá de cómo trata de cuidarse mediante el ejercicio y una dieta equilibrada, Anabel se muestra muy contudente sobre el tremendo orgullo que es para ella ser 'curvy'. Es cierto que hace unos años se sometió a una operación para colocarse una banda gástrica ( perdió 30 kilos, tal y como indica durante nuestra charla). Era cuestión de salud . Pantoja hace hincapié en eso: en la importancia de querernos con nuestra constitución, respetando los límites de lo saludable.
Anabel cree que estamos cambiando los cánones de belleza femenina por los de una mujer con forma y curvas. Y tiene muy claro quienes fueron las pioneras, su referente y a las que aprovecha esta ventana para lanzar un mensaje de agradecimiento: " Les tengo que dar las gracias a las Kardashian ( así se atrevió a imitar a Kim en Instagram ), porque han hecho que mucha gente salga de sus casas, vayan a las tiendas, se pongan bikinis sin ocultar sus curvas. De cinco año aquí, que es cuando ellas salen con esos culos y tan sexys, las marcas hacen prendas de la XL igual que la XS. Antes solo se ceñían a lo que se llama 'tallas normales'".
"Yo tengo la XL y me alegra identificarme con ellas y ser 'curvy'. ¿Me gustaría bajar un poco de peso? Sí, porque durante el confinamiento he cogido algo y, ahora con la lesión de la pierna, mucho más. Pero, por el resto, me gusta mi forma y tener carne donde agarrar. Y estar sana. No hace falta una delgadez para estar sana, cada persona tiene su constitución. Tener unos kilitos de más no es un problema: te recortas un poco en la comida, bailas un poquito o te vas a hacer ejercicio y sin sufrir nada", continúa para abordar esta cuestión sobre la que, pone de manifiesto, lo tiene todo más que claro.
¿Y qué hay de esa ansiedad con la que ha tenido que librar durante años? Está desapareciendo. Apuntábamos a que la calma canaria ha jugado a favor de obra. También la meditación y el centrarse en dominar su mente. Hace no mucho contaba cómo había tenido que tirar de las pastillas para dormir, pero que se había convertido en un problema y se había visto en la obligación de pedir ayuda.
Hoy, tenemos buenas noticias. Nos las da ella misma: " Voy a cumplir dos meses y medio sin tomar pastillas para dormir. Me puse en manos de profesionales, porque es cuestión de la cabeza y de controlarlo tú". Por supuesto, la tensión de su trabajo le provocaban esos nervios que desencadenaban en atracones. Ya no. La pandemia lo ha cambiado todo para ella.
Tanto que, aunque no nos lo creamos, hasta tiene un libro ya a la venta. Sin creerse 'influencer'. Sin vender métodos imposibles. Anabel ha encontrado el equilibrio en la naturalidad, en dejarse querer y en algo tan sencillo como quemar más caloría de las que una mete al cuerpo.
20 de enero-18 de febrero
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