Existe una pose yoga para cualquier problema: la postura de la tabla refuerza tripa, la pose del guerrero tonifica los músculos de tus piernas, la apanasana mejora tu circulación… ¿Y qué hay de las posturas para quitarte de encima ese óxido que parece haberse apoderado de tus extremidades y espaldas? Tranquila, que para eso está la Anjaneyasana, también conocida como luna creciente.
La clave de esta postura es concentrarse en lo que hace tu pie trasero. Al presionarlo activamente hacia abajo, los músculos de la parte posterior del cuerpo (isquiotibiales, glúteo mayor, erectores de la columna, trapecio y deltoides posteriores) se activan. Esto genera más estabilidad en la pose. No solo eso, sino que aprendes a utilizar los erectores de la columna, que son los principales músculos que trabajan en la flexión de la espalda.
Cómo hacer bien Anjaneyasana
En realidad, es una postura sencilla y básica en el yoga, pero no siempre se hace bien. Parte de una posición a cuatro patas para luego flexionar una pierna hacia delante. Rodilla y el talón deben quedar alineados en ángulo recto. Estira la otra pierna hacia atrás manteniendo apoyado el empeine sobre el suelo. Quédate así y junta las manos y los dedos.
Aspira y estírate hacia arriba todo lo que puedas con una ligera inclinación hacia adelante de forma que pongas todo tu peso en esta pierna. Quédate así alrededor de 30 segundos y procura flexionar la pierna todo lo posible para profundizar en la postura.
Los beneficios de la luna creciente
Practicar la luna creciente tiene numerosos beneficios respaldados científicamente. Por ejemplo, abre los flexores de la cadera y fortalece los extensores de esa zona mientras estira los músculos de las extremidades y abre los hombros y el pecho. Asimismo, fortalece los cuádriceps, el glúteo mayor y los isquiotibiales.
Tampoco es nada desdeñable la forma en la que contribuye a desarrollar la fuerza de los músculos que sostienen la rodilla y cómo estira la parte delantera del tobillo para fortalecer los músculos de la pantorrilla en la pierna trasera. Del mismo modo, pone a trabajar a los músculos centrales profundos, lo que ayuda a mejorar la estabilidad. Y puede ayudar a aliviar el dolor causado por la ciática.
Por su parte, el levantamiento del torso y los brazos ayuda a fortalecer las extremidades, los hombros y la espalda. El equilibrio en esta postura ayuda a reforzar el núcleo profundo. Su práctica equivale a una mejora a todos los niveles por todas las zonas que se involucran en el desarrollo de la postura.
20 de enero-18 de febrero
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