Meditación Qigong, una práctica ancestral para mejorar la concentración y quitar ansiedad

Al igual que el tai chi, se cree que la meditación qigong trata una variedad de condiciones de salud, que incluyen presión arterial alta, enfermedades cardíacas, diabetes, fatiga crónica, insomnio y dolor de piernas y espalda, entre otras. Pero sobre todo destaca por sus efectos para mejorar la concentración y disminuir la ansiedad.

La meditación Qigong (pronunciada 'chigong') es una antigua práctica curativa china que combina meditación, respiración controlada y movimientos suaves. Se traduce como «el maestro de la propia energía» y combina dos conceptos importantes de la medicina tradicional china: Qi se traduce como «fuerza vital vital», mientras que gong se traduce como maestría o cultivo.

Esta práctica tiene como objetivo cultivar la energía y la fuerza de la naturaleza en el cuerpo para promover una mejor salud mental, física y espiritual. En la medicina tradicional china, la mala salud es el resultado del bloqueo de la energía que fluye a través de los doce meridianos (o secciones) del cuerpo. Por lo tanto, se cree que el qigong promueve la salud al permitir que la energía, o qi, fluya por el cuerpo.

El Qigong es popular en China para el ejercicio, la recreación, la relajación, la concentración, la medicina preventiva y la curación física y mental. Además, incluso se emplea en el entrenamiento de artes marciales. No obstante, y a pesar de su uso generalizado, faltan investigaciones que respalden la teoría de la energía qi.

Si bien hay muchas formas de practicar qigong, existen dos categorías principales: qigong activo (dinámico) y qigong pasivo. El qigong activo utiliza movimientos lentos y controlados, mientras que el qigong pasivo implica quietud y respiración tranquila. También se puede practicar internamente (por uno mismo) o externamente (a través de un terapeuta de qigong). Independientemente de la forma de qigong, el objetivo es permitir que la energía se mueva libremente por todo el cuerpo y se reconecte con la tierra para curarse.

El qigong activo, también conocido como dong gong, implica movimiento activo e intencional y trabajo de respiración que mejora la energía yang. En la medicina tradicional china, el yang representa energía activa, fuerza y ​​vitalidad, mientras que el yin representa energía pasiva, calma y gentileza.

Incluye la repetición de movimientos suaves y coordinados para promover el drenaje sanguíneo y linfático, el equilibrio, la fuerza muscular y la flexibilidad, y una mayor conciencia del cuerpo en el espacio, conocida como propiocepción. Este tipo de qigong se considera ejercicio, pero comparte características mutuas con el qigong pasivo, como buena postura, respiración controlada, concentración en la relajación y visualización.

El objetivo del qigong activo es mantener el cuerpo en constante flujo. A diferencia del yoga, que generalmente se centra en estiramientos estáticos, el qigong activo requiere que mantengas el cuerpo en movimiento a través de varias secuencias de movimiento. Dado que el qigong implica una secuencia de movimientos, es mejor comenzar con una clase para principiantes o un vídeo online. Idealmente, el qigong activo se practica en grupo para promover la conexión y la comunidad.

El qigong pasivo se centra en abrazar la energía yin a través de la quietud corporal y el cultivo mental de la energía qi. Durante esta forma de qigong, el cuerpo no se mueve externamente, pero la mente trabaja activamente para cultivar y mover la energía qi por todo el cuerpo. Esta práctica sería similar a la meditación tradicional.

El qigong pasivo es muy similar a la meditación tradicional. Existen dos tipos principales de qigong pasivo: concentración mental (ru jing) y visualización (cun ​​si). Para practicar la concentración mental, simplemente siéntate en una posición erguida y cómoda, cierra los ojos e inhala y exhale con el abdomen (respiración diafragmática). Lo ideal es intentar sentarse durante al menos 10 minutos o más y concentrarse en la respiración.

La visualización implica una práctica similar, pero con mayor imaginación. Con los ojos cerrados, imagina cosas que te traigan alegría o relajación (por ejemplo, la playa, un valle lleno de flores, la cima de una montaña). Utiliza estas visualizaciones para ayudar a dirigir la energía positiva por todo su cuerpo. También puedes visualizar energía dirigiéndose hacia un órgano o área del cuerpo que requiere curación.