Monsieur Sushita, el japonés más ecléctico de la capital

Monsieur Sushita es un lugar de contrastes. La decoración, la música y, por supuesto la gastronomía, crean una sorprendente mezcla de conceptos que si bien hace poco nos hubiera costado relacionar, después de haber probado la experiencia nos ha dejado fascinados. El patio interior, que de entrada transporta a las teterías marroquíes más selectas, da paso a un espacio amplio y lleno de luz, donde la vegetación (natural y figurada) es esencial. Y es que el interiorismo tiene un rol importantísimo en este restaurante que abrió sus puertas en septiembre y que ya es uno de los restaurantes más de moda en la capital.

Inspirado en los viajes de Monsieur Sushita alrededor del mundo, vemos desfilar ante nuestros ojos cuadros, sillas, vajillas, cojines y lámparas procedentes de Marruecos, Francia, Japón o Italia. Y precisamente este tipo de referencias son las que también van a entrar en juego en su carta, armonizando el inesperado concepto de este curioso Sushita.

¿Qué vamos a encontrar que nos pueda llamar la atención? He ahí la cuestión. La carta es tan larga y atractiva que apetece probarla entera. Una piensa antes de decidir (con muchas dudas) si no habrá que volver (spoiler: la respuesta es un rotundo "sí").

Nos recomiendan muy amablemente y comenzamos la experiencia con un entrante que nos hace viajar a algún lugar muy exótico. No sabría deciros a cuál porque la mezcla era muy curiosa. Se trataba de la tempura de gambón rojo al chile dulce. El rebozado en su punto y la salsa extraordinaria con un punto picante más que llevadero. Prácticamente en todas las meses había un plato como ese. Por algo será... Seguimos con los Dim Sum de pato, que no eran como los imaginábamos: parecían más de unos buñuelos fritos rellenos que un dim sum al uso (al vapor). Más de mi gusto fue la pizza crujiente de atún con lámina de trufa, de sabor suave y bien armonizado con la salsita de la base.

Tras los entrantes dejamos paso a los platos fuertes. Nos llamaron la atención todos: Desde el tajine de cous cous con King prawns al estilo marroquí, la torre de Maki roll de gambón o la Pastela de pato confitado con coulis de manzana, pero decidimos seguir con el atún y probamos el Tataki al carbón con chips de kale, un plato espectacular.

Y de los maki rolls y shushi, que representan parte de ese concepto originario de la casa, sólo podemos decir que pidas el que pidas, acertarás. Las combinaciones son tan eclécticas como lo es el espíritu del restaurante. Eso sí, no te vayas sin probar el Oshi de anguila con foie micuit braseado.

En cuanto a los postres... La variedad es absolutamente embriagadora. Los ojos se me fueron a la Vainilla cheese cake, muy diferente a las tartas de queso que hemos probado en otros restaurantes, ya que es una tarta en todo su sentido de la palabra (como muestra la imagen de abajo). Suave y deliciosa, pero más voluminosa de lo que nos imaginábamos: nos costó terminarla entre dos (y somos de buen comer).

La carta, como explicábamos antes, va mucho más allá de lo que pudimos probar. Sin duda, Monsieur Sushita recorrió el mundo y sacó lo mejor de él. Los pokes, los noodles y arroces, las sopas y ensaladas... se nos quedaron en el tintero para la próxima expedición. Deseando volver a iniciar el viaje.