Sala de la primera planta del Café Comercial. /
Tras un año desde que se volviera a abrir, lo podemos decir alto y claro: el Café Comercial era necesario en la capital. Y lo demuestra el éxito que ha tenido durante todo este tiempo, que no ha parado de recibir visitas en su horario non-stop. Desde sus desayunos castizo a más no poder como son el chocolate con churros o la tortilla de patata a sus brunch, comidas, cenas, cócteles y copas. El Café Comercial tiene vida día y noche con distintas opciones adaptadas a todos los gustos y necesidades.
Sólo cruzando su puerta giratoria ya te sientes transportado a otro lugar, a otra época. En su momento, la flor y nata de la literatura pasaba horas en sus sillones tapizados mientras escribían y charlaban sobre lo humando y lo divino. Bullicioso y alegre, hoy en día el café sigue manteniendo ese clima enérgico de creación de ideas, de convivencia y, por supuesto, de disfrute. Tanto es así que se siguen ofreciendo actuaciones, presentaciones de libros, tertulias…
Planta baja del Café Comercial /
El espacio ha respetado a nivel decorativo su espíritu originario, si bien se ha combinado con las tendencias más vanguardistas en lugares como el baño, que nos os podéis perder, o en la planta de arriba, comedor y sala de conciertos.
En cualquier caso, todos los rincones del Café Comercial irradian personalidad, y lo mismo ocurre con su carta, obra del chef Pepe Roch. El regreso a los sabores castizos, con especial protagonismo de los productos madrileños, revela una cocina honesta y casera que seduce a extranjeros y locales.
Para hacer un buen recorrido, empezaríamos por la barra, que recibe al visitante mostrando sus productos frescos y conservas. No hay nada más castizo que un vermut de grifo (elaborado en la propia casa) con aperitivos de toda la vida como embutidos al corte, gildas, huevos rellenos o ensaladilla rusa . Los fines de semana, además, se puede disfrutar de arroz a banda con chipirones y gambones, de toque ahumado, famoso ya entre los que conocen la casa.
Ensaladilla rusa. /
Desde la barra puedes acceder al comedor principal, un amplio espacio donde los espejos y los muebles de madera aportan una sensación cálida y acogedora. Aquí podrás comer desde croquetas , elaboradas con leche de Guadarrama, hasta huevos de corral con camarones, taquitos de merluza, albondiguillas de vaca vieja o secreto ibérico con revolconas, entre otras exquisiteces.
Huevos de corral con camarones /
En la primera planta puedes disfrutar de la misma oferta culinaria que abajo, pero en un ambiente más íntimo, ideal para celebrar un evento privado.
Si vas por primera vez te recomendamos las patatas bravas con alioli de madroño, el tomate ibérico con ventresca en conserva casera, el steak tartar de solomillo al gusto, picado a cuchillo, los chipirones salteados (se presentan en forma de risotto, muy ricos), el pollo picantón braseado con miel y romero y la hamburguesa de vacuno con pan brioche (sí, sabemos que quizás este plato no es muy castizo, pero es una de las mejores hamburguesas que hemos probado en Madrid).
Patatas bravas /
Steak tartar al gusto /
Chipirones salteados con sémola /
Bacalao confitado /
No puedes irte sin un postre como la torrija caramelizada con helado de violeta o la sacher de chocolate.
Tarta Sacher /
Créenos, este paseo por el Madrid castizo será de lo más delicioso.
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