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Cómo evitar la deshidratación en los bebés

La deshidratación de los recién nacidos puede acarrear graves consecuencias. Te contamos cómo detectarla y, en su caso, evitarla.

Observar la piel y el comportamiento del bebé ayuda a saber si está bien hidratado. / GTRES

Joaquina Dueñas
Joaquina Dueñas

 La deshidratación en los recién nacidos puede producirse durante los primeros días de vida de los bebés, cuando la lactancia materna aún no está asentada y puede tener consecuencias graves, incluso irreversibles, de ahí la importancia de controlar si están alimentándose de forma natural adecuadamente. Para ello hay que observar una serie de cuestiones que demuestran que todo va bien:

Cómo sé si está bien alimentado

  • Alimentación periódica: El bebé come, al menos, cada tres horas y se despierta llorando periódicamente coincidiendo aproximadamente con el momento de las tomas que son un total de, al menos, ocho al día. 

  • Deposiciones: El bebé realiza unas tres deposiciones diarias durante el primer mes de vida. Unas heces que pasan a tener una tonalidad amarilla a partir del quinto día, cuando el meconio ya ha sido eliminado completamente y que se ven hidratadas y blandas.

  • Orina: El bebé orina con normalidad, de modo que los pañales se notan más pesados y húmedos de forma notable al menos seis veces por jornada.

  • Peso: Aunque durante la primera semana tras el nacimiento muchos bebés pierden peso, éste no puede ser igual o superior al 10 por ciento de su peso inicial. 

  • Pecho: La madre debe sentir como se llenan sus senos y se descargan de forma notable antes y después de cada toma. 

  • Deglución: Observa los signos de una correcta lactancia materna, en la que el recién nacido agarra el pecho envolviendo la aureola con sus labios, en posición invertida. Comprueba que se le escucha tragar y que su mandíbula se mueve con energía llegando a moverse el lóbulo de la oreja. 

La deshidratación de un recién nacido le puede suceder a cualquier madre, sin embargo, existen una serie de factores de riesgo. Si tienes alguno de ellos o más de uno, permanece especialmente atenta a la alimentación de tu bebé:

Factores de riesgo

  • Falta de experiencia previa en lactancia.

  • Madre primeriza.

  • Pezones planos o invertidos

  • Dolor, grietas en los pezones.

  • Congestión excesiva, prolongada o permanente.

  • Cirugía previa (incisiones peri areolares, abscesos).

  • Complicaciones perinatales (hemorragias, desgarros, hipertensión inducida por el embarazo, infecciones, etc).

  • Patología previa (sobrepeso, obesidad, diabetes, alteraciones endocrinas, etc.).

  • Periodo intergenésico prolongado.

  • Parto por cesárea.

El alta hospitalaria precoz, antes de la correcta instauración de la lactancia materna, la falta de orientación o de apoyo a la madre durante el puerperio, también suponen factores de riesgo, por lo que puede ser interesante participar desde antes de dar a luz en grupos de lactancia materna que puedan orientar a la madre o contar con la colaboración de una matrona de referencia. 

Además de tener en cuenta todas las cuestiones ya relatadas, puedes observar una serie de signos que harán saltar la alarma de la deshidratación. 

Síntomas de la deshidratación del bebé

  • La piel se nota más pálida, mate y reseca. 

  • Cuando se le pinza la piel, ésta no vuelve a su lugar original.

  • Los labios, la lengua y los ojos también se observan secos.

  • Las fontanelas se observan hundidas. 

  • El bebé se muestra cansado, menos activo y apático, incluso apenas llora y está somnoliento o, por el contrario, está especialmente irritado y llora con intensidad.

  • La orina es escasa y de tonalidad oscuro. Las deposiciones, en su caso, son más duras. 

  • Se produce una pérdida de peso del bebé que supera el 5 por ciento de su peso inicial.

En caso de producirse estos síntomas hay que acudir al médico inmediatamente ya que puede requerir alimentación de apoyo, incluso hidratación externa por medio de vías intravenosas, en cuyo caso, será necesario el ingreso hospitalario del recién nacido. 

Normalmente, este tipo de problemas, una vez controlados evolucionan positivamente. 

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