La infertilidad secundaria /
Lis sabía muy bien el hogar que quería formar. Creció en una familia de seis hermanos y en casa de su marido eran ocho, así que lo de plantarse en el hijo único nunca entró en sus planes. Pero los planes, a veces, no salen bien. "En cuanto nos pusimos a ello, me quedé embarazada, y la idea era tener otro inmediatamente porque rondando ya los 40 y era consciente de que el tiempo jugaba en mi contra", relata Lis en su blog. Pero el segundo embarazo no llegó.
El diagnóstico fue como un balde de agua fría, inesperado e impactante: infertilidad secundaria. Ese es el nombre que recibe la incapacidad para concebir o llevar una gestación a término después del nacimiento de uno o más hijos biológicos. La Organización Mundial de la Salud estima que puede afectar a una de cada 10 parejas en edad reproductiva, aunque las cifras son difíciles de precisar porque los estudios sobre la materia se han centrado en las dificultades para engendrar el primer hijo (infertilidad primaria).
En total, alrededor de un millón de parejas sufre trastornos reproductivos en España, un problema que va en aumento: "La formación de nuevas parejas a edades más avanzadas está presentando un incremento significativo", matiza el dr. José Bellver, ginecólogo del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI). De este modo, aumentar la familia se convierte para algunas parejas en una carrera de obstáculos físicos y emocionales.
Normalmente, las parejas con infertilidad secundaria suelen tardar más tiempo en acudir a la consulta del especialista porque tienden a pensar que, como ya lo lograron una vez, el embarazo volverá a suceder. Sin embargo, igual que en la infertilidad primaria, la recomendación es buscar la opinión de un experto después de un año de intentos infructuosos, o después de seis meses, si la mujer ha cumplido ya los 35 años.
Foros, blogs y consultorios convocan en torno a la red a cientos de mujeres que se hacen las mismas preguntas: ¿cómo es posible que después de haber "demostrado" su fertilidad con un hijo sano se produzca esta situación? ¿Puede una mujer dejar de ser fértil de la noche a la mañana? Tanto como eso, no. Pero casi.
El dr. Bellver explica que es posible que los problemas de fertilidad ya estuvieran ahí y que el primer hijo fuera un golpe de "suerte" ("la mayoría de los problemas de infertilidad producen una probabilidad reducida de concepción, pero no necesariamente un 0%"), también es posible que los problemas se hayan agravado o que los trastornos causantes de la infertilidad (desórdenes ovulatorios, endometriosis, trompas de Falopio obstruidas, bajo recuento o mala calidad de los espermatozoides...) hayan dado la cara por primera vez tras un embarazo y nacimiento previo.
Sin embargo, el experto apunta a la causa más frecuente: la edad. La fertilidad depende en un 80% de los casos de la edad de la madre y, en España, esperamos de media hasta pasados los 32 años para tener el primer niño. Si a eso le sumamos un par de años o tres de espera para darle un hermanito al primogénito, la edad crítica se nos echa encima y nuestros deseos se estampan con las leyes biológicas.
"A partir de los 20 años comienza un progresivo declive en la fertilidad femenina. Los óvulos se crean ocho meses antes de nacer y ya no se reponen en toda la vida adulta. De este modo, mientras una mujer de 30 años todavía es joven en su vida personal y laboral, deja de serlo en lo relativo a la fertilidad: cada mes ovula un ovocito de casi 31 años, cuyas condiciones han dejado de ser óptimas. A esa edad una de cada 20 mujeres ya no es fértil", explica el dr. Antonio Gosálvez, jefe de la Unidad de Reproducción Asistida de Hospital Universitario Quirónsalud Madrid.
Las cifras marean. A partir de los 37 años la capacidad reproductiva femenina desciende rápidamente. En torno a los 39 o 40 años puede llegar a perderse el 15% de la fertilidad cada mes. Así de drásticos son los números. Y, sin embargo, muchas mujeres siguen sin ser conscientes. Según un estudio realizado por Clearblue, una de cada tres españolas considera que aún hay tiempo para quedarse embarazada después de los 45 años.
es la edad media en España para tener el primer hijo.
Amparo le da vueltas a esas cifras desde la madurez de sus 42 años y pone cara de resignación. Su hijo Jorge, que pronto cumplirá siete, juega en los columpios. "Para las que están pasando por lo mismo que yo, alejarnos de lo que nos hace sufrir es imposible porque tienes un hijo. Tienes que ir al parque y al colegio y a fiestas de cumpleaños, vives rodeada de niños, de otras mujeres embarazadas, de conversaciones sobre peleas entre hermanos o la edad ideal para ir a por el siguiente... Al final, aprendes a no hablar y a no escuchar, como si el tema no fuera contigo, como si alguien estuviera discutiendo sobre si es mejor comprarse un coche u otro".
Mientras las parejas sin hijos que no logran engendrarlo van poco a poco liberándose de la sombra del tabú y empiezan a hablar de ello, el estigma y el desconocimiento sigue haciendo mella entre las que buscan un segundo embarazo y no lo logran.
"Hay tratamientos oncológicos que no perjudican a la función ovárica, pero la mayoría sí la menoscaban y en ocasiones de forma irreversible", asegura el dr. José Bellver, de IVI Valencia. El tratamiento puede afectar a la fertilidad de muchas maneras, ya que los medicamentos que actúan para destruir las células cancerosas también afectan a otras células, órganos y hormonas del organismo.
Es difícil predecir si el tratamiento causará infertilidad o no, por eso, "el consejo actual por parte de ginecólogos y oncólogos es preservar ovocitos por vitrificación en cualquier mujer que vaya a ser sometida a un tratamiento oncológico en el que exista posibilidad de que se afecte su capacidad reproductiva". La quimioterapia y la radioterapia pélvica pueden provocar infertilidad temporal o permanente también en los varones, en este caso, la recomendación es la congelación de una muestra de semen antes de iniciar el tratamiento.
"Nadie habla de este tipo de infertilidad o, si se habla, se hace con desconsideración, como si no tuviera importancia porque ya tenemos un hijo", se queja Amparo, que se ha sometido a varios tratamientos de reproducción asistida y ha acudido también a terapia psicológica y a grupos de apoyo. Aunque no le han servido de gran consuelo.
"Es difícil para las mujeres que ya han tenido descendencia encontrar el apoyo de otras mujeres que también tienen problemas para ser madres. A veces las participantes en estos sitios web muestran cierto desprecio por las mujeres que sufren de infertilidad secundaria, porque ya han tenido un bebé propio", analizan los expertos de la clínica Chlesea Fertility de Nueva York (EE.UU.).
Desde el punto de vista social, la infertilidad secundaria no suele percibirse como un problema tan importante. Por ello, las parejas afectadas tienden a recibir menos apoyo y a no ser escuchados. Sin embargo, el duelo por la pérdida y el proceso de aceptación no es más sencillo que el de resto de parejas con problemas de fertilidad. La frustración es similar y el estrés y la ansiedad puede ser elevada para estas parejas precisamente por la incomprensión tanto de médicos como de familiares y amigos que lo aprecian como un trance menor.
Este hecho hace que comentarios y opiniones aparentemente bienintencionados por parte de personas, incluso muy cercanas, sean tremendamente dolorosos: " ¿Cuándo vais a por el segundo?", "si ya has tenido uno, vendrá el siguiente, relájate"... "Decirle a una persona "olvídate, distráete, vete de viaje" es como decirle, "estás obsesionada y esta es la causa de que no te embaraces". Por tanto, además de darle a entender que está un "poco chalada", se le considera "culpable de no procrear", aclara Pilar Dolz, psicóloga de IVI Valencia.
El apoyo es crucial. Y si no se encuentra en el entorno más cercano, bien está buscarlo, si hace falta, en la otra punta del mundo. "Cada conexión cuenta cuando se trata de aumentar la sensibilización y el apoyo a los que sufren de infertilidad secundaria. Compartir en foros, compartir tu experiencia sirve de ayuda", aseguran en Chelsea Fertility.
Eso es lo que hizo Amy en el blog scarymomy.com: "Hubo pruebas, medicamentos, tres fertilizaciones in vitro fallidas y varios abortos. Probé vitaminas, suplementos, hierbas y acupuntura. Renuncié a la cafeína y al alcohol y todo lo que conseguí es darme cuenta de que sin mi café soy una auténtica bruja". Y también Lis, que resumía la esencia de este problema en tres frases: "Como madre, quiero darle a mi hija lo mejor. Quiero que tenga un hermano. Alguien que siempre esté ahí, incluso cuando yo me haya ido".
20 de enero-18 de febrero
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