Matronas, más allá del parto

Las matronas son las profesionales que acompañan a la mujer en cada una de las etapas por las que pasa la fisiología femenina. Aunque frecuentemente se las reduce al papel que realizan durante el parto, la labor de una matrona es más extensa y atañe a todo lo relacionado con la vida reproductiva de la mujer, antes y después del nacimiento.

Además de las pruebas y controles por parte del médico especialista, las matronas realizan controles periódicos sobre la salud de la madre y el nonato. Son también las encargadas de guiar y orientar, tanto a la madre como a su pareja, sobre el embarazo. Aconsejan a los futuros padres sobre cómo encarar su nueva paternidad y la importancia de la procreación responsable. Durante este proceso, el vínculo con la matrona se hace más fuerte, dada su cercanía y disponibilidad para la resolución de dudas.

También son las responsables de las clases de preparación al parto. Unos cursos con ejercicios que preparan a la mujer, tanto física como psicológicamente, para el parto y el posterior cuidado de su hijo recién nacido, además de proporcionar formación sobre lactancia materna y el contacto piel con piel. Suelen llevarse a cabo alrededor de la semana 28 de gestación y permite a las futuras madres y a sus parejas compartir miedos y dudas con el resto de futuros padres y con las matronas, en un clima de confianza y aceptación.

Las matronas también pueden ofrecer entre sus especialidades cursos tan atractivos como la matronatación para las embarazadas. Un conjunto de actividades acuáticas que permiten a las madres aliviar las molestias del embarazo y mejorar la elasticidad y circulación por la acción beneficiosa del agua. Todo orientado al bienestar de la futura mamá y su bebé.

Entre las funciones de las matronas también se incluye la monitorización continua y exploración de la madre en los momentos previos al parto. Son quienes promueven la creación de un clima lo más calmado posible a través del continuo contacto con la madre, del control de la respiración, con la necesaria e importante comunicación de apoyo a la madre y a la pareja. En la sanidad pública española, son las matronas las que asisten al parto y el puerperio salvo que complicaciones previstas o no requieran de la asistencia del médico especialista.

Ese primer momento en que la madre sostiene al recién nacido en sus brazos es esencial en la formación de los vínculos afectivos. Bajo la supervisión de la matrona, se fomenta el contacto piel con piel, y con él, la producción de oxitocina, hormona relacionada con el amor paterno filial.

En la actualidad hay programas como la Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la Lactancia de UNICEF , con hospitales de todo el territorio nacional adscritos, como el caso de los del grupo Vithas, en el que las matronas ofrecen a la madre toda la información necesaria para que puedan elegir libremente entre lactancia materna o lactancia artificial.

En este sentido, y en caso de lactancia materna, la matrona ayudará a la madre en las primeras tomas de su bebé y le aconsejará sobre los primeros cuidados del pequeño. Una vez la madre y su bebé han sido dados de alta del hospital, las matronas pueden seguir apoyándolos en sus visitas domiciliarias para resolver todas las dudas, valorar el estado de salud, físico y psicológico de ambos y controlar el crecimiento del pequeño, aconsejando qué pautas son las más adecuadas según el caso.

El hilo conductor que enlaza cada uno de estos momentos no es otro que un vínculo afectivo entre las profesionales y sus pacientes. Al final, la matrona es una profesional especialista, con cualificación universitaria, que acompaña, hace de consultora y presta un apoyo psicológico por lo que su papel debiera ponerse en valor y ampliarse tanto en el ámbito sanitario privado, donde ya sucede, como en el público, donde las circunstancias económicas han llevado a limitar el número y las tareas de las matronas en lugar de ampliarlo.