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Miopía, la última pandemia

¿Por qué afecta hoy a la mitad de los niños europeos y a más del 90% de los chinos o surcoreanos? La ciencia señala una razón sorprendente: el déficit de vida al aire libre.

La miopía afecta a la mitad de los niños europeos / Cordon

Marisol Guisasola
Marisol Guisasola

Los casos de miopía se están disparando en Europa, según un análisis de 15 estudios dirigido por el Kings College de Londres. Si la cuarta parte de la población europea es miope, el porcentaje casi se duplica en los jóvenes de entre 25 y 29 años. Y en los países de extremo Oriente, como China o Corea del Sur, el problema alcanza niveles apabullantes: si hace 60 años la miopía afectaba apenas al 10-20% de la población china, según la revista Nature, las tasas actuales en niños y adolescentes superan ya el 90%. Y en Corea del Sur, el porcentaje llega al 96,5%.

En España, los datos no son menos preocupantes. Más de 25 millones de españoles utiliza hoy gafas o lentes de contacto, según la Federación Española de Asociaciones del Sector Óptico. El problema crece con tal rapidez, que un estudio publicado en Ophtalmology calcula que, para el año 2050, la mitad de la población mundial será miope. La pregunta es: ¿qué está provocando esta explosión de casos?

Los niños urbanos tienen el triple de riesgo de tener miopía que los de entornos rurales.

"Sabemos que los genes tienen que ver con nuestra predisposición a desarrollar miopía, pero los genes necesitan muchas generaciones para cambiar y el boom de casos actuales requiere otra explicación", aclara Celia Sánchez-Ramos, doctora en Medicina Preventiva y Salud Pública y en Ciencias de la Visión, con quien hablamos de esta epidemia, al parecer imparable. Y nuevas investigaciones apuntan ahora a una causa primordial que había pasado inadvertida hasta ahora: la falta de exposición a la luz natural.

Si lo piensas, es lógico. Los seres humanos evolucionamos en la Tierra con ritmos de luz diurna y oscuridad nocturna durante decenas de miles de años. Con la llegada de la luz eléctrica, a finales del siglo XIX, empezamos a pasar cada vez más tiempo en interiores, alejándonos de esos ciclos naturales de luz/oscuridad, lo cual ha demostrado tener efectos poco deseables en nuestra salud, incluida la de los ojos.

"La teoría más aceptada es que la exposición a la luz natural diurna estimula la liberación de dopamina en la retina. A su vez, este neurotransmisor impide que el ojo crezca y hace que se alargue en exceso durante el desarrollo infantil y juvenil. Ese alargamiento excesivo es causa de miopía, porque las imágenes lejanas ya no quedan enfocadas en la retina, sino por delante de ella, por lo que se ven borrosas", puntualiza la dra. Celia Sánchez-Ramos.

La exposición a la luz natural diurna estimula la liberación de dopamina en la retina

Diversos estudios de la Universidad Nacional de Australia han calculado que, para reducir el riesgo de miopía, los niños y adolescentes deberían pasar tres horas al día en niveles de al menos 10.000 luxes, equivalentes a estar bajo un árbol con gafas de sol en un brillante día de verano.

En comparación, una clase o una oficina bien iluminadas no superan los 500 luxes. Hoy, esas tres horas en el exterior son una norma para los niños y adolescentes australianos, donde solo el 30% de los jóvenes de 17 años se han convertido en miopes. Frente a ellos, muchos niños europeos apenas pasan una o dos horas cada día bajo la luz del sol.

Pantallas protegidas

"Hasta ahora se ha hablado mucho de la cantidad y la calidad del agua y del aire. Ha llegado el momento de hablar de la cantidad y calidad de la luz declara Celia Sánchez-Ramos. Un caso especial es el de los smartphones, tablets y ordenadores que emiten luz LED con mucha cantidad de energía. Para proteger los ojos de esa radiación y mejorar la visión, las ópticas y grandes superficies tienen ya a la venta filtros para gafas con y sin graduación y lentes CSR, además de protectores oculares para pantalla (Reticare), capaces de absorber el exceso de energía luminosa que emiten todas las pantallas", concluye.

80 minutos al día

Los expertos ha investigado mucho para ver si una mayor exposición a la luz natural previene la miopía. Varias investigaciones revelan, por ejemplo, que los niños que viven en entornos urbanos tienen el triple de riesgo de desarrollar miopía que los que lo hacen en entornos rurales, con más horas de vida al aire libre. En otro experimento realizado en un colegio de Taiwan, los niños debían permanecer en exteriores los 80 minutos diarios de recreo.

Si los niños pasan suficientes horas expuestos a la luz natural, da igual el tiempo que pasen leyendo, estudiando o mirando una pantalla

an Morgan - investigador de la Universidad Nacional de Australia

¿Consecuencia? Al cabo de un año, solo el 8% recibió un diagnóstico de miopía, frente al 18% de los alumnos de otro colegio cercano, que no alteró sus normas. "Si los niños pasan suficientes horas expuestos a la luz natural, da igual el tiempo que pasen leyendo, estudiando o mirando una pantalla", declara Ian Morgan, investigador de la Universidad Nacional de Australia.

Sin duda, la prevención es vital, porque las consecuencias de la miopía en edades tempranas se prolongan a lo largo de toda la vida. "Sabemos que el 82% de los menores de 20 años en nuestro país es miope", explicaba recientemente Mei Saw, directora de la Unidad de Miopía del Instituto de Investigaciones Oculares de Singapur. Cuando lleguen a los 60 años, muchos de los problemas de visión de estos niños miopes empeorarán. A medida que envejecezcan, su riesgo de alta miopía, glaucoma, cataratas y desprendimiento de retina aumentará. Y estos problemas pueden conducir a la pérdida de visión y la ceguera.

En busca de soluciones, algunos investigadores estudian también formas de evitar que la miopía vaya a más, por ejemplo con gafas especiales que enfocan la luz de imágenes distantes en todo el campo visual en vez de solo en el centro, como hacen las lentes corrientes. "Hay que aumentar el tiempo que niños y adultos pasamos en exteriores, con luz natural y buenas gafas de sol, pero sin mirar directamente al sol. Los seres humanos nos desarrollamos con el cielo como techo y nuestra naturaleza reclama ese espacio para ver y vivir mejor", añade la dra. Sánchez-Ramos.

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