El calor del verano puede resultar molesto para las embarazadas. / Fotolia

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Disfruta tu embarazo también en verano

Las molestias habituales del embarazo parecen multiplicarse con la llegada del calor, especialmente en el último trimestre. Si es tu caso, lo mejor es una actitud positiva y seguir unos sencillos consejos que te aliviarán, al menos en parte.

Durante el embarazo la temperatura corporal de la gestante aumenta de forma natural, esto que es una auténtica ventaja en los fríos días de invierno se convierte en un inconveniente en verano, dado que la percepción térmica de la mujer aumenta unos dos grados. Una dieta equilibrada y fresca, una adecuada hidratación, ejercicio físico moderado y protección ante el sol son los cuatro pilares para sobrevivir al verano.

Ojo con el sol

Durante el embarazo la piel está especialmente sensible por lo que hay que tenerla bien cuidada por dentro y por fuera con una perfecta hidratación a base de aceites y cremas. La rutina ideal es proteger la piel del rostro con pantalla total para evitar las temidas manchas, o para por lo menos ponerles coto, y protección solar alta para las zonas expuestas del cuerpo como las piernas o los brazos, siempre que salgas a la calle. Utiliza sombreros de ala ancha con los que conseguirás proteger el rostro, el cabello e incluso los hombros. Tras una tonificante y refrescante ducha por la noche llega el momento de hidratarse con cremas nutrientes como el aceite de almendras dulces que proporcionará elasticidad a tu piel y la protegerá.

Agua y más agua

El calor puede provocar cansancio, sofocos e incluso mareos. El riesgo de deshidratación es mayor por lo que l leva siempre una botella de agua y bebe periódicamente. Sin embargo, la deshidratación no es sólo por la pérdida de agua, sino que se pierden micronutrientes imprescindibles, así que puedes enriquecer tu dieta con zumos de frutas naturales o infusiones. Del mismo modo, completa tu menú con sopas frías y gazpachos, ensaladas frescas de hoja o de tomates que tienen alto contenido en agua y frutas.

Alimentación

Siguiendo con la alimentación, organiza tu menú en porciones ligeras aunque tengas que comer varias veces al día. No te olvides de las legumbres que puedes preparar en forma de ensalada acompañadas por hortalizas frescas. La carne y el pescado puedes prepararlos a la plancha que es un modo sencillo y ligero de tomar proteína. Las tartas saladas o los ponches de verduras y de marisco son también presentaciones apetitosas que puedes tener en la nevera para picar entre horas. Con pequeñas porciones podrás evitar las náuseas y son ideales cuando el calor te quita el apetito.

Paseos

El verano es ideal para pasear al atardecer, no dudes en dar largos paseos diarios para mantenerte en forma y sentirte mejor. Durante los meses de gestación es recomendable, por no decir imprescindible, realizar ejercicio físico moderado. Sin embargo, el calor hace que muchas embarazadas renuncien al deporte y las altas temperaturas no deben ser excusa. Si te sientes muy cansada por la noche para pasear a la fresca, sólo queda levantarte temprano para utilizar el fresco del amanecer para hacer deporte. La natación es también un ejercicio perfecto para las embarazadas ya que además de refrescante es un deporte de bajo impacto y logra que las mujeres, al flotar puedan realizar movimientos más enérgicos.

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