Las graves consecuencias del alcohol en los menores

La muerte de una menor de apenas doce años por consumo de alcohol ha puesto sobre la mesa un grave problema al que, sin embargo, no se le da tanta importancia como al consumo de otro tipo de drogas. El hecho de que el alcohol sea un producto legal y que esté presente en la mayoría de los hogares y de celebraciones, hace que se vea con normalidad. Sin embargo, acontecimientos como el de la semana pasada, deja bien claro que es necesaria una buena educación y un estrecho control familiar para que los menores no se inicien en el consumo de bebidas espirituosas.

Aunque el consumo masivo del alcohol a edades tan tempranas no es algo habitual, el caso de San Martín de la Vega pone de manifiesto una tendencia de reducción en la edad de inicio, fruto de la escasa percepción del riesgo que tiene el consumo de alcohol. Sin embargo, todos los expertos coinciden en que puede ocasionar daños irreversibles.

El patrón de consumo entre jóvenes y adolescentes es el llamado ‘atracón’, es decir, una altísima ingesta en un periodo breve de tiempo y se concentra principalmente en los fines de semana. Esta fórmula es la causante de numerosas intoxicaciones etílicas, algunas de ellas con graves consecuencias.

Así, el consumo continuado puede causar daños en el sistema digestivo, como las gastritis o el reflujo así como las alteraciones hepáticas como la cirrosis. Además, en edades tempranas, tanto el cerebro como el sistema nervioso están aún por desarrollar, por lo que puede causar problemas en el sistema nervioso y trastornos psicológicos y emocionales.

Imprescindible para favorecer un consumo responsable del alcohol es dar ejemplo en el seno familiar. Si todas las celebraciones o situaciones de ocio en casa están presididas por las bebidas alcohólicas se transmite cierta permisividad y naturalidad en la relación con las bebidas espirituosas. Sin embargo, el problema de los jóvenes tiene más que ver con el atracón que con el consumo continuado, como eje central del ocio, por lo que es necesario ofrecer alternativas de ocio saludables y atractivas, para que los jóvenes las aprovechen realmente y cambien sus hábitos.