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El último informe TIMSS realizado por la Asociación Internacional para la Evaluación del Rendimiento Educativo, uno de los que valora el nivel de conocimiento en diferentes materias a lo largo y ancho del mundo, ha clarificado que los niños españoles de cuarto de primaria han mejorado considerablemente su resultado tanto en ciencias como en matemáticas. Una buena noticia que, sin embargo, tiene también una cara B mucho menos halagüeña, en tanto que dicho informe también ha dejado patente que se mantiene una considerable brecha de género.
Mientras que en matemáticas los alumnos españoles son los que más han subido entre los países de la Unión Europea, ellos sacan 511 puntos y ellas 499. Por su parte, en ciencias los chicos logran 521 puntos y ellas se quedan en los 515. Esta diferencia hace que España se coloque en el octavo lugar con mayor diferencia entre géneros de los 49 analizados.
Según José Luis Blanco, director de evaluación del ministerio de Educación, el motivo de esta diferencia no es académica sino sociocultural, por lo que no tiene que ver con la capacidad femenina sino con la asignación de roles durante el aprendizaje. Así, se demuestra el condicionamiento social desde la infancia, lo que hace que en la edad adulta, las mujeres elijan de forma minoritaria las carreras científicas o tecnológicas.
Recientemente, Marta Macho Stadler, doctora en matemáticas y profesora de la universidad del País Vasco, recibió el Premio Emakunde a la Igualdad precisamente por su labor divulgativa del conocimiento científico entre las mujeres haciendo visible la labor de mujeres científicas. Ella misma considera que las niñas necesitan modelos de mujeres que trabajan en la ciencia para promover la ciencia entre ellas.
Una de las posibles soluciones que barajan los expertos en educación es promover una asignatura específica de coeducación para dar a cada una de las materias que se imparten un tratamiento trasversal de género. Así, se observa cómo se hacen realidad las profecías autocumplidas, ya que asignando a los niños y a las niñas roles de género hace que ellos se sientan con más autoconfianza a la hora de afrontar tareas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (CTIM), mientras que ellas terminan convencidas de tener menos capacidad para estas materias.
En el seno de las familias también se trasladan mensajes sutiles en este sentido. Especialmente cuando son los padres los encargados de utilizar las herramientas y de arreglar los enchufes mientras que las madres se encargan del cuidado de los mayores y del hogar. Para evitarlo es importante desterrar el mito de que las carreras de matemáticas son masculinas y mostrar a las niñas ejemplos de mujeres científicas, matemáticas o ingenieras de éxito.
Además, también se las puede estimular con juegos de construcción, rompecabezas o con visitas al museo de las ciencias de la comarca. Además, es interesante permitirles desarmar cosas, así que la próxima vez que se estropee un aparato en casa, antes de llevarlo al punto limpio, podéis jugar a desmontarlo y a descubrir qué esconde en su interior.