Los niños deben ser motivados. /
Con la entrada del nuevo año tenemos la mejor de las excusas para adoptar nuevos hábitos que mejoren nuestra vida y también la de nuestros hijos. Más aún, si esos pequeños cambios pueden proporcionar beneficios a los niños para el presente y para el futuro. La autoestima es un valor imprescindible para conseguir ser niños y adultos seguros y responsables. Un niño con buena autoestima se siente valioso y capaz, por lo que su actitud ante cualquier dificultad, conflicto o reto será positiva y resolutiva.
Pero en el día a día hay numerosos gestos que pueden deteriorar la autoestima de los menores. La continua competitividad, los exámenes, las notas, los gritos o los castigos desproporcionados pueden hacer que los niños se sientan errados y lleguen a la conclusión de que no saben hacer nada bien o de que son malos, por eso es importante evitar etiquetas y promover la autonomía.
Respeto. Como decía la canción “cada uno da lo que recibe… uno recibe lo que da”. Por eso es imprescindible tratar a los niños con el mismo respeto con el que tratamos a cualquier persona, incluso a desconocidos. Decir 'por favor' o 'gracias' debe ser un hábito en el seno de la familia.
Escucha activa. No se trata de hacer como que se escucha a los niños, sino de una verdadera escucha activa. Sólo así sentirán que sus opiniones y preguntas son importantes. Los niños necesitan respuestas, así que no está de más dejar el móvil por unos minutos y prestar atención a lo que tienen que decirnos.
Elogios. A los niños (y a los adultos) les encanta el reconocimiento, por lo que hay que elogiar de manera específica y concreta, no hacerlo de forma generalizada por cualquier cosa, porque en otro caso, el elogio pierde valor. Un buen elogio tras un esfuerzo hace que el niño se sienta respaldado en su trabajo.
Estímulo. Hay que permitir a los niños asumir riesgos y tomar sus propias decisiones. Terminará siendo un hábito estimulante. A nadie le gusta ver a sus hijos fracasar, pero el fracaso existe y deben conocer sus efectos de modo que entiendan que no es algo irreversible y que eso le pasa tanto a los niños como a los adultos. Se puede perseverar para mejorar o cambiar la estrategia lo que es seguro es que sólo se aprende a manejar la frustración viviéndola.
Responsabilidad. Los niños deben realizar tareas en función de su edad y su capacidad física, que pueden ser semanales o diarias. Esto permite que los niños maduren a la vez que sienten como sus padres confían en su capacidad individual.
Límite a la exigencia. Desde luego, esa responsabilidad ha de ser medida. No se debe exigir a los niños tareas que no sean capaces de hacer o que no les estimulen en esa ambición que a veces tienen los padres de cumplir los sueños propios a través de los hijos. Los adultos no somos perfectos, no debemos pretender que los niños lo sean.
Corrección en público. Este es un hábito sencillo pero que en los momentos de nervios pueden ser difícil de controlar. Así, es muy importante respirar antes de corregir a los niños en público o menospreciarlos porque se sentirán humillados ante sus iguales y ante otras personas a las que respetan como los familiares o madres de los amigos.
Asesoramiento. Permitir que los niños tomen decisiones no significa dejarlos al albur. Los niños deben tener sus límites y sentirse respaldados. Los adultos deben mostrarse siempre dispuestos a colaborar y a asesorar a los menores cuando se enfrenten a nuevos retos. Así se sentirán seguros ante las dificultades.
Culpa. La culpa es un sentimiento inútil ya que sentirse culpable no cambia en nada la situación. Lo hecho queda así y sólo cabe reflexionar sobre sus consecuencias y sobre si puede enmendarse alguno de los errores cometidos, obtener un aprendizaje. La responsabilidad debe sustituir definitivamente a la culpa.
Intereses y habilidades. Los padres pueden apoyar a sus hijos para que participen en las actividades que a ellos les interesan ya que estarán motivados y lograrán logros que les llevarán a mejorar su autoestima a la vez que disfrutan y se divierten.
20 de enero-18 de febrero
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