Los mandalas son imágenes de estilo geométrico muy populares en el Tibet, si bien también se utilizan en la India y otros países como India. Con los mandalas, las personas pueden expresarse o exteriorizar sus vivencias internas. Actualmente se ha extendido su uso por todo el mundo y resultan especialmente adecuadas para favorecer la concentración y la relajación, por lo que se han convertido en una herramienta habitual entre padres y profesores.
Ya sea coloreando o creando mandalas, los niños mejoran sus habilidades de reflexión, paciencia, tranquilidad, concentración, precisión, disciplina, confianza y seguridad. Se trata de un ejercicio de introspección que ayuda al autoconocimiento y a mejora el equilibrio y relajación. Además, estimulan la creatividad y la imaginación.
El psicólogo neoconductista y neurólogo Henri Wallon, la pintura puede tener un efecto preventivo ya que ayuda a los niños a aumentar la conciencia de sí mismos de podo que favorece la superación de las crisis de su desarrollo con más facilidad. Con todo ello, los mandalas son aliados imprescindibles para que los niños adquieran infinidad de habilidades en un entorno creativo y lúdico.
El trabajo de meditación con mandalas puede abordarse desde diferentes perspectivas. Desde la observación hasta la propia creación. Lo más sencillo para comenzar con los niños es colorearlos. Para ello hay que escoger un lugar tranquilo, se puede poner música para acompañar y colocar sobre la mesa los colores o acuarelas que van a usarse. Elegid un modelo adecuado para la edad en tamaño e intrincación. Luego sólo queda dedicar tiempo sin estímulos externos que puedan distraer al niño.
Se trata además, de una actividad muy adecuada para hacer en familia, permitiendo que, estando todos juntos, cada uno pueda mirar en su interior y . En general, para exteriorizar emociones se rec concentrarse en sus propios trazosomienda pintar de dentro hacia fuera y si se quiere buscar el propio centro, se hace a la inversa. En el caso de los niños pequeños, lo mejor es permitir que ellos sigan su propia tendencia. Observando los mandalas se puede entender al niño ya que cada uno coge los colores en función de su estado de ánimo y eso también determina la intensidad con la que se colorea.
Si bien existen infinidad de mandalas con todo tipo de diseños, para no condicionar la elección de colores o la dirección del dibujo, lo más interesante es utilizar los de motivos geométricos tradicionales ya que no suponen un estímulo extra, sino que permiten el autodescubrimiento de manera natural.
Sirven para el aprendizaje ya que favorecen la concentración y la capacidad de empezar y terminar tareas complejas.
Son un modo de expresión a través del color, la intensidad y la creación mediante el uso de formas abstractas.
Son un aliado para la comunicación ya que a través de formas y colores utilizados con una u otra intención el niño busca comunicarse con los demás. Los niños siempre comunican con sus dibujos.
Con la elaboración de mandalas el niño descubre que es capaz de crear y de producir a través de garabatos y de su propia habilidad.
Cuando los niños no saben aún verbalizar sus emociones y tranquilizarse, los mandalas suponen un aliado para volver a la calma a la vez que se transmiten los sentimientos. Tanto es así que mientras se colorea desaparecen los problemas del subconsciente, llevando a quien lo practica a un estado total de relajación y a eliminar las emociones negativas.
Cómo lograr que los niños manejen sus emociones y cambien su conducta sin recurrir a castigos
La influencia de los colores en los niños
20 de enero-18 de febrero
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