Los ardores y acidez en el embarazo son algo muy común, tanto que aproximadamente la mitad de las gestantes los sufren. Cada persona tiene una predisposición genética que le puede hacer más o menos propensa a este problema, pero hay otras causas que hacen que durante el embarazo sea tan habitual.
Por un lado, una cuestión meramente mecánica del cuerpo ya que, cuando aumenta el tamaño del útero y del bebé, comprime y desplaza el sistema digestivo hacia arriba, agravando el problema. Por otro lado, la progesterona hace que los músculos estén más elásticos, incluidos los implicados en el sistema digestivo, por lo que el estómago no cierra bien y el reflujo puede ser más habitual.
Una vez conocidas las causas y viendo que son inevitables, sólo se pueden intentar aliviar siguiendo una serie de rutinas y de consejos:
Adiós al alcohol y al tabaco. Si al saber que estabas embarazada no dejaste inmediatamente el alcohol y el tabaco piensa en hacerlo ahora. Será la mejor decisión para tu salud y la de tu bebé y además mejorarán tus ardores.
Fracciona las comidas. Evita las especias, las comidas pesadas y grasientas, los fritos y las bebidas gaseosas. Procura fraccionar las comidas haciendo pequeñas ingestas divididas a lo largo de todo el día.
Infusiones. Cambia los refrescos por infusiones y aprovecha las hierbas digestivas como el hinojo o la manzanilla.
Postura para dormir. Procura dormir con la cabeza ligeramente elevada colocando cojines bajo la almohada para controlar el reflujo.
Paseos. Aprovecha para dar suaves paseos después de comer. Además de ser saludable, el estar de pie mientras haces la digestión hará que se reduzcan la acidez y los ardores.
Leche. Es una buena aliada para este problema así que puede ser una opción adecuada antes de dormir. Un vaso de leche templada es una recena ideal durante el embarazo.
Aceite de oliva. Algunas personas afirman que el aceite de oliva es protector y recomiendan tomar aceite de oliva en ayunas para proteger el estómago.
Ropa cómoda. No uses ropa apretada que aún opriman más tu estómago. Ya es suficiente con la inevitable presión del bebé en tu sistema digestivo.
Agua. Hidratarse es imprescindible, pero si sufres este problema, lo mejor es que tomes agua entre comidas mejor que durante las comidas.
20 de enero-18 de febrero
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