Los primeros pasos de un bebé. /
Nunca nos cansaremos de decir que el desarrollo de cada bebé es diferente y su maduración sigue su ritmo personal. Los padres viven atentos a los logros de su bebé, pero no pueden evitar observar también los de los bebés que les rodean . Comparar a los pequeños es uno de los errores que más estresan a los padres que pueden transmitir esa preocupación y estrés a los pequeños.
‘Obligarles’ a hacer tareas para las que no están preparados llevará a los pequeños a frustrarse y puede hacerles sentir inseguros y dañar su autoestima. Por eso, aquí proponemos varios motivos por lo que puede que tu hijo todavía no camine y no son síntoma de ningún problema motriz o de desarrollo.
Desarrollo: El desarrollo que cada niño es distinto y es posible que a tu bebé, sencillamente no le ha llegado el momento de caminar. Cuando se sienta preparado lo hará. Además, antes pasará por la etapa del gateo y por el aprendizaje a ponerse de pie agarrándose a los muebles y observará su alrededor desde esa nueva perspectiva.
Comodidad: Precisamente la etapa del gateo puede hacer que se retrasen sus primeros pasos. Cuando los niños son especialmente habilidosos en el gateo se sienten tan cómodos y llegan tan rápido a sus objetivos (juguetes, habitaciones, mamá o papá) que no ponen interés en caminar ya que es una tarea que les cuesta más esfuerzo y tiempo y que les da el mismo resultado. No te preocupes si es el caso ya que tu hijo caminará y lo hará con unos músculos fuertes y una excelente postura.
Carácter: Como todo, hay niños más tranquilos que otros. Es posible que tu bebé sea de los que pasan horas sentado con un juguete entre las manos y no necesita más estímulos para pasar la tarde. Si es el caso, también es posible que se tome con tranquilidad eso de caminar. Lo mejor en estos casos es motivarlo con juegos pero, por supuesto, nunca obligarlo.
Fuerza: Los niños conocen su cuerpo y hasta que no sienten sus piernas suficientemente fuertes no arrancan a caminar. Además, hay bebés especialmente altos o que no pueden manejar su peso adecuadamente. Esos bebés pueden tardar más en desarrollar el equilibrio por lo que gatear será el mejor aliado para estos casos.
Seguridad: Del mismo modo que hay niños más tranquilos que otros, también hay niños más prudentes o temerosos. Eso se ve claramente en edades más avanzadas. Si observas el comportamiento de los niños en el parque ves a aquellos que se deslizan por barras y toboganes haciendo piruetas mientras otros tienen suficiente con jugar en los escalones más bajos. Lo mismo sucede en los bebés aunque no se aprecie con la misma facilidad. Aquellos más prudentes no se lanzarán tan fácilmente a dar un paso tras otro sin tener donde asirse.
Experiencia: Es posible que cuando dio sus primeros pasos por primera vez sin ayuda y sin agarrarse a nada se llevara un susto que retrase el momento de volver a intentarlo. Pudo ser una caída que le hiciera daño realmente, lo que hará que no vuelva a intentarlo. En este caso, la paciencia y la compresión serán imprescindibles.
Visto todo esto, hay muchas razones, cada una con sus matices, para que un niño no camine aunque tenga un año y medio. Sólo cabe preocuparse cuando se detecten otros síntomas de retraso en el desarrollo u otros indicativos que hagan pensar que existe un problema detrás. En cualquier caso, las revisiones periódicas que realizan los pediatras a los niños en sus primeros meses de vida ayudan a detectar posibles enfermedades o problemas de desarrollo. En la mayoría de los casos, los niños caminan cuando están preparados física y emocionalmente para hacerlo.
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