Las últimas investigaciones científicas realizadas por los profesionales sanitarios dejan cada vez más clara la relevancia de la lactancia materna, tanto es así que la defienden como intervención de salud pública de primer orden, a la altura de las vacunas.

A finales de marzo se celebró el XIII Simposio Internacional de Lactancia Materna en Paris. Este congreso ha contó con la participación de los principales investigadores en temas de lactancia y leche humana a nivel mundial. Durante dos días, más de 650 pediatras, neonatólogos, matronas y responsables de UCIN (Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales) de todo el mundo conocieron nuevas evidencias científicas que demuestran el gran impacto en la sociedad de la lactancia materna, considerada “una intervención pública mundial de primer orden tan importante para la sociedad como han demostrado ser las vacunas” en palabras de la profesora y economista de la Universidad Rush de Chicago Tricia Johnson.

Las ponencias tratadas en el simposio han estado orientadas a defender la importancia de implantar programas de información, concienciación y divulgación sobre las características y el papel de la leche materna para los bebés, las madres y el conjunto de la sociedad. La defensa de la alimentación con leche materna es considerada por los expertos como una inversión a corto plazo que ofrece a la sociedad beneficios económicos exponencialmente superiores a largo plazo. Concretamente, se estima que una lactancia exclusiva durante los primeros 6 meses de vida supondría un ahorro de cientos, e incluso miles, de millones de euros en costes sanitarios directos mundiales cada año1. Así como un descenso de la tasa de mortalidad, salvando 800.000 vidas anualmente a nivel global.

Junto con la reducción de los costes sanitarios, la lactancia materna también aumenta la productividad de los trabajadores y el producto interior bruto, al reducir las ausencias de madres y padres en sus puestos de trabajo. Además, los expertos coinciden en la relación directa entre la salud de los bebés y el consumo de leche materna prolongado en el tiempo más allá de los 6 meses de edad que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS). Ejemplo de ello es el trabajo desarrollado por el vicepresidente de la Sociedad Francesa para los Orígenes Evolutivos de la Salud y la Enfermedad, el profesor Laurent Storme, que define los 1.000 primeros días de vida del recién nacido como “la ventana principal de oportunidad para la prevención de enfermedades”.

Su labor ha convertido la lactancia en una prioridad fundamental dentro del programa nacional de Francia. A pesar de las recomendaciones, los datos reflejan que de los 130 millones de bebés que nacen en el mundo cada año, solo un 40% de los recién nacidos son alimentados de manera exclusiva con leche materna.

En el caso de los niños prematuros, el papel de la leche materna es aún más relevante dada su exposición a un mayor número de enfermedades y problemas de desarrollo, así como su mayor necesidad de atención sanitaria. Expertos como Paula Meier, directora de los servicios de lactancia en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN) del Centro Médico Universitario Rush, defienden la importancia de garantizar la dosis más alta posible de leche materna para los niños prematuros para mejorar su curación y desarrollo, por medio del apoyo y asesoramiento a las madres. Una herramienta que a su vez reduce los costes médicos a invertir en estos niños a futuro.

Proteger la salud de las madres es igualmente un factor social clave. Los últimos estudios han demostrado que las propiedades de la leche materna afecta a las madres, por ejemplo, reduciendo el riesgo de sufrir cáncer de mama. El objetivo final de los investigadores es transformar los descubrimientos científicos en iniciativas sanitarias avanzadas en favor de las mujeres que desean dar el pecho.

Y además...

-La lactancia materna previene el asma

-Cómo superar los retos de la lactancia materna

-Insomnio en el embarazo, ¿por qué?