¿Qué actividad deberían hacer durante el verano?, ¿Debemos mantener las rutinas en casa, o les damos más libertad?, ¿Podemos olvidarnos de los deberes? Las preguntas de los padres se multiplican cuando se acaba el curso y los niños tienen por delante casi tres meses sin colegio. Tanto tiempo da para mucho pero en muchos casos también supone un esfuerzo para la familia, que tendrá que compatibilizar su horario laboral con la nueva situación de los pequeños. Con la ayuda de la terapeuta familiar, Àngels Ponce, reunimos las claves para equilibrar la vida laboral y familiar en estos meses en los que habrá, invevitablemente, un cambio de rutinas.

Cómo conciliar trabajo y familia en verano

  • No te sientas culpable. El hecho de no tener vacaciones cuando sí las tienen tus hijos es un problema social y cultural. Compatibilizar la vida laboral y familiar es todavía una utopía, no es culpa tuya. Tus hijos pueden disfrutar del verano a pesar de que tu trabajes sobre todo si estás con ellos cuando llegas a casa.

  • Organízate con antelación y establece prioridades. Quizás necesites planificar con tiempo el gasto extraordinario de los meses de verano: actividades para los niños mientras trabajas, vacaciones familiares…si se dispara el presupuesto lo mejor es preverlo. Pero cuidado: no es necesario gastar mucho para divertirse en verano, recuérdalo.

  • Planifica según tu horario durante esos meses y no te apures demasiado. Quizás necesitas de alguien que los lleve o recoja durante esos días, pide ayuda si la necesitas. Y si al salir del trabajo te sientes agotado tómate un tiempo para descansar antes de pasar a la acción que los niños te pedirán. Está bien que vean que no tienes super-poderes o una energía inagotable: tu no estás de vacaciones.

  • La oferta de actividades de verano para niños es muy amplia y variada, pero tiene un tiempo para la inscripción. Si lo dejas para el último momento quizás te quedes sin plaza.

  • Es importante escuchar los deseos de los pequeños para escoger una actividad programada u otra. Siempre es mejor que esté acorde con sus preferencias, de esta manera se implicará y disfrutará mucho más. Pero sé razonable, si la actividad que le gustaría hacer a tu hijo supone un gasto que no puedes asumir, habla con él y razona los motivos. No tienes que ceder a todos sus deseos.

  • ¿Debemos mantener las rutinas en casa o es bueno ser más flexibles en verano? La clave es el equilibrio, de manera que los niños puedan tener una rutina (aunque sea diferente a la que tienen mientras van a la escuela) como las horas de levantarse, comidas, ir a la cama etc, junto con momentos que tengan más libertad y no estén programados. No podemos ignorar que las características del verano nos obligan a llevar cierto ritmo, distinto al que tenemos en invierno: el excesivo calor en las horas centrales del día, la noche llega más tarde, lo agradable que es pasear con el fresco del atardecer. Está bien que te adaptes.

  • ¿Deberes en verano? Depende del niño y de los padres: si consideran que ha realizado un buen curso, es lógico que le dejen "descansar" de los contenidos académicos, pero siempre es interesante mantener otros hábitos más relajados como leer un buen libro, o jugar con un libro de matemáticas que estimule su interés y diversión por ejemplo. Está bien desconectar de la escuela y disfrutar de todas las posibilidades distintas que nos ofrece el verano.

  • En verano también se aprende. Durante las vacaciones, los niños tienen la oportunidad de aprender y ejercitar otro tipo de habilidades: las sociales, juegos espontáneos, actividad física, creatividad… Es importante valorar esto y no solo ver a los contenidos académicos como aprendizajes. Además, el tiempo más libre y relajado que nos ofrece el verano para que los niños pueden explorar y mostrar cuales son sus verdaderos intereses e inquietudes (fuera de un contexto dirigido como es la escuela).

  • Aprovecha para transmitir otro tipo de valores igual de importantes en un ambiente más relajado, como los que tienen que ver con el ámbito familiar y personal. Por ejemplo, la colaboración en las tareas domésticas y el mantenimiento del hogar o la planificación de actividades.

  • No es malo que se aburran. No es necesario que el tiempo que pasan en casa esté programado, pues aburrise está bien. Los niños tienen que aprender a encontrar alternativas cuando están aburridos. Los padres no somos animadores que les tenemos que ofrecer diversión a cada momento.

  • Cuidado con las pantallas: son el recurso fácil para llenar el tiempo. Es una buena idea limitar su uso en verano, esto significa fijar un período razonable en que la vamos a usar al día (1 hora, 2 horas…) y lo mejor es hacerlo con ellos al principio del verano y ser coherentes con ello.

Padres e hijos pueden realizar muchas actividades juntos después del trabajo, como leer, jugar a juegos de mesa, ver alguna película, disfrazarnos, salir en bicicleta, preparar juntos la cena o incluso solo conversar. Basta con ponernos a su altura, demostrarles que estamos interesados en ellos y acompañarlos.

Lo ideal es que encontremos actividades que fomenten la colaboración y la participación de los padres, estimulando la comunicación y la proximidad de todos los miembros de la familia. Incluso descubriendo juntos nuevas actividades y entornos, estimulando la curiosidad innata de los niños. Muchas ciudades ofrecen actividades para hacer con niños en verano (visitar museos, conciertos al aire libre, talleres para familias …etc)

Lo más importante es tratar de disfrutar el tiempo que pasemos con nuestros hijos al máximo, y no olvidar que es sano darnos permiso para hacer algo distinto a nuestras actividades cotidianas. El ingrediente fundamental de las vacaciones escolares debería ser un tiempo para la diversión de toda la familia, para no terminar necesitando unas "vacaciones de las vacaciones". Además de ser un espacio para que todos, padres e hijos, descansen.

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