vivir
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El embrión tiene ya seis semanas y la placenta pasa a alimentar al feto a través del cordón umbilical proporcionándole comida, agua y oxígeno. Los ojos y la nariz siguen creciendo adquiriendo cada vez un rostro más humano y ahora, la formación de las fosas nasales viene acompañado por la aparición de la nariz como un pequeño pellizco y también se forman el labio superior y la mandíbula y los ojos se cubre de la piel que formarán los párpados.
La columna comienza a enderezarse y la cola embrionaria que le hacía parecerse a otros mamíferos también comienza a desaparecer en esta semana formándose poco a poco el coxis, los cuatro últimos huesos de la columna vertebral. En la semana ocho de embarazo los brazos y las piernas se van alargando y se puede distinguir el inicio de los dedos de las manos y los pies, aunque siguen unidos por membranas.
El cerebro todavía no está completamente formado si bien está unido a la médula espinal y aparecen las vías neuronales. Por su parte, el corazón ya tiene sus cuatro cámaras y se diferencian las válvulas aórtica y pulmonar, con lo que la sangre bobea con fuerza a 180 pulsaciones por minuto.
En esta semana sí se produce un cambio importante en el cuerpo de la madre: el útero comienza a crecer. Todavía no es muy evidente pero puede provocar algunas molestias. De hecho, si es tu segundo embarazo puede que ya notes que te molesta la cinturilla del pantalón esta semana aunque tu vientre todavía no esté muy hinchado.
Este ensanchamiento también puede provocar molestias como calambres o pinchazos y dolores similares a los de la regla y también en las piernas. Algunas mujeres empiezan ya con dolores ciáticos debido a que el útero presiona este nervio. De hecho, es uno de los dolores más habituales en el último trimestre del embarazo. A las consabidas náuseas, aversión a olores y sabores de alimentos concretos o los cambios de humor se pueden ir sumando otros como los ardores y el estreñimiento.
Se trata de síntomas completamente normales que no tienen tratamiento más allá de una buena alimentación, paseos suaves para poner el movimiento el intestino y llevar siempre una botella de agua para beber a cada rato aunque no tengas sed, ya que la sed es, precisamente, el primer síntoma de deshidratación.
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