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En esta semana de embarazo el bebé mide unos 1 5 centímetros y su peso oscila entre los 200 y los 250 gramos. Todo un avance que será la tónica habitual ya que el bebé se encuentra prácticamente formado por lo que ahora se trata principalmente de desarrollarse creciendo y cogiendo peso. Se observa ya una proporcionalidad bastante similar a la que tendrá al nacer entre la cabeza y el cuerpo.
Tanto el cerebro como el sistema nervioso están en plena maduración, especialmente en todo aquello que tiene que ver con los cinco sentidos: oído, vista, gusto, olfato y tacto. De hecho, las papilas gustativas del bebé ya están formadas en su lengua, sin embargo, todavía no alcanza a distinguir bien los sabores porque los nervios no están completamente desarrollados. Sin embargo, sí lo está el sentido del oído por lo que le llegan los sonido internos, pero también los externos a través de las vibraciones de las paredes del útero.
En sus dedos comienzan a aparecer las huellas dactilares, que al igual que tu bebé, serán únicas y diferentes a las de cualquier otra persona. A partir de esta semana es mucho más sencillo conocer el sexo del bebé, por lo que, si todavía no lo sabes, es muy posible que lo descubras en tu próxima ecografía, la de la semana 20. Sus genitales aparecen engrosado y también comienza a notarse un poco la habitual barriguita de los bebés.
El útero sigue creciendo y aunque todavía el volumen y el peso de la barriga no causan grandes inconvenientes, sí es posible que notes cambios en tu respiración ya que al desplazarse el diafragma hace que tengas que respirar más con el pecho que con el abdomen.
Otro síntoma normal es el incremento del flujo vaginal que, además, es más espeso de lo habitual debido al incremento del flujo sanguíneo en la mucosa vaginal. Este incremento de flujo sanguíneo es algo generalizado en el cuerpo de la madre que tiene que irrigar también al feto y a la placenta. A esto se une que las venas se encuentran dilatadas y que el peso de útero presiona las venas de la pelvis dificultando la circulación de retorno. Todo esto unido hace que el corazón de la madre aumente considerablemente su trabajo de bombeo. Tanto que, en ocasiones, pueden aparecer palpitaciones. En la mayoría de los casos son benignas y no requieren de tratamiento. Sólo en ocasiones puntuales en la que la taquicardia es muy frecuente deberá consultarse al cardiólogo.
En general, suma a tu dieta saludable y a tu hidratación, ejercicio moderado. Es interesante el medio acuático ya que no sentirás el peso de la barriga y no sufrirán tus articulaciones. Aprovecha para hacer natación, siempre sin sobreesfuerzos.
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