Aunque la mayoría de los nutrientes del feto siguen procediendo de la placenta, el desarrollo de su sistema digestivo le permite tragar y deglutir líquido amniótico del que obtendrá algunos nutrientes para su desarrollo del sistema digestivo y respiratorio. El líquido pasa al estómago y al intestino delgado, donde se absorbe parte de él, pasando el resto al intestino grueso.

En esta semana los ovarios de las niñas bajan del abdomen a la pelvis mientras que los testículos de los niños también descienden aunque todavía no llegan al escroto.

Hasta ahora, el hígado y el bazo eran los responsables de producir glóbulos rojos pero a partir ahora, será la médula ósea la que lo haga tras haberse desarrollado lo suficiente ya que hemos visto que tanto el cerebro como todo el sistema nervioso llevan una evolución diferente y más tardía que la del resto de los órganos.

En esta semana el bebé pesa alrededor de los 360 gramos y mide unos 27 centímetros. Seguro que a estas alturas ya has tenido que dejar a un lado ropa cotidiana ya que tu cintura habrá aumentado considerablemente y es imposible disimular la barriga. Se entiende que es normal haber cogido un peso que oscila entre los cinco y los ocho kilos. Seguro que ya notas a tu bebé cada día, especialmente por la noche, cuando tú estés en calma. Sus movimientos son reflejos y no para de estirar y de flexionar brazos y piernas, preparando su sistema locomotor mientras madura su sistema nervioso.

Es posible que notes un dolor punzante en las ingles que te impida moverte. Se trata de una distensión del ligamento Redondo, que está unido al útero por delante de las trompas de Falopio y de los ovarios. Éste se estira durante el embarazo, lo que puede causar dolor. Es algo normal que puede tratarse con calor local y con tratamiento analgésico.

En general, estas semanas son muy cómodas para la madre que puede pasear y disfrutar de sus actividades diarias sin inconvenientes derivados del embarazo. A nivel emocional, lo habitual es que la mujer se muestre animada e ilusionada. Además, los resultados positivos de la ecografía de la semana 20 hacen que esté confiada con el desarrollo del embarazo.

También es posible que comiences a lavar cortinas, limpiar a fondo, ordenar armarios y que te sientas con una energía poco habitual para limpiar y recoger tu hogar. El la conocida ‘preparación del nido’, es decir, sientes la necesidad de que todo esté perfecto para la llegada de tu bebé.

Amniocentesis y cordocentesis

Se trata de dos pruebas que no son estudios rutinarios, es decir, sólo se realizan cuando los médicos consideran que son necesarias.

La amniocentesis se hace cuando se sospecha de una infección fetal por toxoplasmosis, citomegalovirus, sífilis o parvovirus B19, una vez constatado que la madre está infectada. También se hace cuando la ecografía de la semana 20 presenta indicios de trisomía. Se trata de una punción abdominal de la matriz para extraer líquido amniótico y estudiarlo. Debe hacerse tras la firma por parte de la madre de un consentimiento informado sobre los riesgos de aborto.

Por su parte, la cordocentesis consiste en extraer sangre del cordón umbilical del feto para calcular el grado de anemia fetal debido a la incompatibilidad Rh entre la sangre materna y la sangre fetal que produce anemia al bebé. La prueba se hace a partir de esta semana ya que es cuando el cordón está suficientemente desarrollado y tras conocer el grado de anemia en el feto se trata transfundiéndole sangre, algo que puede hacerse varias veces durante el embarazo. La cordocentesis se hace mediante control ecográfico y también requiere de consentimiento informado ya que el riesgo de aborto es mayor que con la amniocentesis.

No te pierdas...

-Semana 20 de embarazo: ecografía morfológica

-Semana 19 de embarazo: proporcionalidad

-Los mejores perros para convivir con niños

-Las mejores posturas sexuales para quedarte embarazada