La mayoría de los bebés nacen en la semana 40 de embarazo, aunque los hay que llegan incluso a la semana 42. Sin embargo, en muchos sistemas sanitarios de salud proceden a la inducción del parto una vez superada la semana 41 para minimizar los riesgos de fallecimiento del bebé en el útero. Hay que tener en cuenta que la fecha prevista de parto se establece a partir del primer día de la última regla, no del momento de la ovulación, por lo que una ovulación más tardía hace que la fecha de parto también se retrase.

Entre tanto, el bebé sigue creciendo y cogiendo peso, incluyendo las uñas y el pelo. Cada vez se mueve menos pero puedes seguir notando sus cambios de postura. La presión en la pelvis aumenta cuando el bebé desciende y en muchas mujeres se nota un bruco descenso el día previo al parto, cuando el bebé ya ha comenzado a empujar y se ha iniciado la dilatación.

En esta semana también se realiza el habitual control de embarazo consistente en monitorización fetal o test basal y en exploración vaginal.

La monitorización fetal, conocida popularmente como monitores, estudia la frecuencia cardiaca del bebé, su variabilidad y los ascensos y descensos del latido fetal. Lo normal es que después de que te hagan la prueba te marches a casa con normalidad a la espera de que comience el parto, sin embargo, es recomendable llevar el bolso preparado para cuando llegue el momento del nacimiento ya que si se detecta pérdida del bienestar fetal te dejarán ingresada para inducir el parto o proceder a una cesárea.

La exploración vaginal comprueba las modificaciones del útero y también es posible que te quedes ingresada si se observa que estás muy dilatada ya que durante las contracciones de preparación el normal que el útero se vaya dilatando.

Ha llegado el momento de acudir ir al hospital cuando lleves una hora de contracciones regulares cada cinco minutos, en caso de rotura de aguas o en caso de sangrado igual o superior al de una regla. También es importante que tengas claro si vas a utilizar algún método para aliviar el dolor durante el parto como la epidural para avisar a los profesionales médicos y que estén prevenidos llegado el momento y para que te realicen los exámenes o análisis necesarios si fuera el caso.

Si has decidido amamantar a tu bebé, lo mejor es ponértelo al pecho justo tras su nacimiento, verás como el pequeño se agarra a tu pezón y comienza a succionar de manera instintiva, aunque ambos estaréis cansados después de todo el trabajo de parto. Comenzará entonces una nueva etapa en compañía de tu bebé.

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